No hay garantías de que este año se logre cumplir con la producción de alimentos necesaria a nivel global y, al igual que en 2022, se extiende un panorama con “preguntas y pocas respuestas” por la complejidad de factores que se van empalmando, explica en entrevista Mario Lubetkin, subdirector general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
“El año pasado sabíamos que no había problemas en la producción alimentaria de ningún tipo; pero nuestros técnicos no saben para este 2023 si vamos a lograr o no mantener los niveles de producción alimentaria necesarios. No está dicho que no lo logremos, simplemente son preguntas que nacen y que no tienen respuesta”, dice el también representante regional de la agencia para América Latina y el Caribe.
En una conversación con La Jornada, Lubetkin refiere que luego del último año en que la incertidumbre sobre el costo de los alimentos –y el riesgo de desabasto por la invasión a Ucrania– llevó a los países a ensayar diversas medidas para lograr el acceso a ellos, entender la seguridad o inseguridad alimentaria “no se limita al plato de comida”, escala a la dimensión de la estabilidad socioeconómica en un país.
Si bien las crisis de los últimos años han llevado a que los países ensayen diversas acciones para atender las emergencias, se ha carecido de una coordinación regional. “Vamos a limitarnos a América Latina y el Caribe. Vivimos todavía, vamos a llamarlo así, el efecto covid, en el cual todos estamos hacia adentro y todos estamos tratando de resolver internamente el problema, pero está claro que falta un fluido diálogo horizontal”, dice.
Sin integración, no habrá seguridad alimentaria en AL
Con miras a presentar el Plan de Seguridad Alimentaria –una propuesta de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y que la FAO trabaja con otras organizaciones para finales de año–, Lubetkin refiere que cuando se hablaba de la integración de América Latina y el Caribe, era limitada al aspecto comercial, incluso fronterizo. “Lo que nosotros decimos que es fundamental y si no hay integración, no habrá seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe”.
Detalla que en el marco de la Celac, los ministros de Agricultura pidieron “readecuar” un acuerdo de 2015, el SAN-CELAC. Sin embargo, “entre 2015 y 2023 han pasado demasiadas cosas, porque se han profundizado los desequilibrios sociales, porque se ha agravado la situación económica, porque los efectos del covid han sido y siguen siendo terribles y porque estalló una guerra. ¿Habría un peor escenario?, por no poner el cambio climático, que está afectando a los productores. Es una combinación tremenda que nunca antes había pasado”. Por ello se propuso a los gobiernos “repensar” el Plan de Seguridad Alimentaria que ya había sido aprobado por consenso.
A consulta de si la FAO dará o está dando asesorías a un “plan antinflacionario” de algunos países de América Latina y el Caribe, referido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el subdirector general de la agencia refiere que “todo lo que nos pidan los gobiernos y que los gobiernos entiendan que nosotros tenemos la capacidad técnica de poder llevar adelante, sin duda apoyaremos y lo haremos”.
Respecto al encarecimiento de los alimentos, sobre todo desde inicios del año pasado cuando estalló la guerra en Ucrania y lo resintieron en primer frente los mercados de granos y fertilizantes, el directivo en la FAO refiere que la tendencia global se ha mantenido en vaivenes, pero no al alza, luego de la primera escalada de 13 por ciento que se registró en marzo de 2022, al inicio del conflicto. No obstante, aún hay repuntes en ciertas economías locales.
En cuanto al papel del sistema financiero en la inflación de alimentos, “creo que hoy la especulación en los mercados no cambia la esencia del tema fundamental, que es garantizar producción alimentaria en los países y que la cadena no se interrumpa, (como pasó) parcialmente con el covid; después hay otros factores, sin duda el especulativo, que es difícil todavía demostrar en su resultado”.
Lubetkin reporta que en América Latina y el Caribe, el costo de los alimentos tiene un peso de 11 por ciento sobre la inflación general, por encima de la media mundial. Las paradojas que vive una región con capacidad de producir alimentos para alimentar al doble de su población, parte de factores estructurales, “un escenario socioeconómico con las complejidades, con franjas de empobrecimiento muy importantes”, que fueron agravadas con la pandemia de coronavirus.
Sobre esas brechas, pensar la inseguridad alimentaria se desdobla hacia otros campos, como la salud y las finanzas públicas, explica el directivo. Antes se hablaba sólo de hambre, a nivel global 828 millones de personas la padecen y 56 millones en América Latina. “Pero nosotros estamos hablando de nutrición también, porque hemos llegado a la conclusión que no solamente es darle de comer a la gente. Si no come bien, el tema vuelve para atrás, lo que te pone en un escenario mucho más complicado”.
La FAO calcula que en América Latina hay 131 millones de personas que no se alimentan correctamente, prácticamente una de cada cinco habitantes en la región. A nivel global son 3 mil millones de personas con carencias en la nutrición, sobre un total de 8 mil millones. “Junto a eso tenemos que conectar el tema de la obesidad, porque la obesidad tiene escenarios de muerte como los tienen los niveles de hambre. Son categorías que antes no estaban planteadas de esta manera”, refiere.
En 2030, habrá 670 millones de personas con hambre
A pregunta de si aún cree que puedan cumplirse las ocho metas de Hambre Cero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –encabezadas por la erradicación del hambre para 2030– Lubetkin recupera del más reciente informe: El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo que, si se va en una tendencia de mejora, en 2030 cerca de 670 millones de personas seguirán padeciendo hambre, “es decir, 8 por ciento de la población mundial, igual que en 2015”, cuando se puso en marcha la Agenda 2030.
“Eso significa que en el recorrido de 15 años, lo que la comunidad internacional, no un país de izquierda o de derecha, lo que la comunidad internacional se fijó como plataforma va a ser un gigantesco fracaso... una situación que partió y terminó de la misma forma. No está dicho que termine siendo así. Hay, sin duda, un estado de conciencia mayor en un cuadro peor”, reconoce el directivo de la FAO.
Matiza: “yo no me animaría a afirmar hoy que no se llega (a cumplir con el objetivo Hambre Cero de la ODS), porque nadie lo puede afirmar. Sin duda que los espacios se han reducido. Y cada año que pase, en lo cual nos invierte la tendencia, los espacios van a ser cada vez menores”.