Madrid. Durante casi dos décadas, uno de los principales equipos del futbol español y entre los más laureados y admirados del planeta, el FC Barcelona, presuntamente lideró una trama de corrupción deportiva, compra de árbitros e intento de manipulación de los resultados.

Pagos millonarios

El llamado caso Negreira o también conocido como Barçagate lleva ese nombre por José María Enríquez Negreira, ex vicepresidente del Comité Técnico Arbitral de la Real Federación Española de Futbol (RFEF) y quien realizó trabajos de supuesta “consultoría” para el Barça durante 17 años, en el periodo que va de 2001 a 2018. Se calcula que por esos supuestos trabajos de asesoría, que todavía son desconocidos en su mayoría, recibió del equipo catalán más de siete millones de euros (150 millones de pesos).

Negreira utilizó varias empresas a su nombre para recibir los pagos, sobre todo una denominada Dasnil 95 SL, pero el escándalo saltó porque los responsables de las finanzas del club de futbol intentaron legalizar hace tres años las importantes sumas de dinero que le abonaban al ex árbitro y que hasta entonces lo habían hecho al margen del escrutinio fiscal.

El caso está siendo investigado en los juzgados y con la activa participación de la Fiscalía española, que cree que tiene no sólo indicios de “amaño” de juegos, sino también de la existencia de una trama mayor.

El caso Negreira, en todo caso, ha puesto en entredicho más de tres lustros de éxitos deporti-vos del Barcelona, incluido el periodo de más esplendor, cuando jugaba el astro argentino Lionel Messi. Durante el lapso investigado, el conjunto catalán ganó nueve Ligas, seis Copas del Rey y ocho Supercopas de España.

La trama estalló por una serie de investigaciones periodísticas; primero de la Cadena Ser, al revelar que se estaba investigando al equipo azulgrana por una serie de pagos al estamento arbitral, pero después ampliaron notablemente la indagatorias los periódicos El Mundo y El Confidencial, que aportaron las anotaciones de los pagos, los mensajes que se intercambiaron algunos responsables del club y el ex vicepresidente arbitral y una serie de documentos oficiales de la investigación que desvelaron que la envergadura del caso era aún mayor. De hecho, durante las diligencias, la juez que instruye el caso, Silvia López Mejía, sufrió un sospechoso robo en su vivienda particular, en el que se llevaron joyas, objetos y se presume que también documentos y material informático.

Métodos oscuros

Entre 2001 y 2018, los presidentes que dirigían al equipo catalán eran Joan Gaspart, Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, quien puso fin a la relación durante el verano de 2018, cuando Enríquez Negreira abandonó su cargo institucional tras la llegada del actual presidente de la RFEF, Luis Rubiales.

El caso Negreira ha puesto sobre la mesa lo que supone la industria del futbol y sus métodos, en ocasiones oscuros. Se trata de una ma-quinaria que maneja el equivalente al 1.37 por ciento del PIB de la economía española; es decir, alrededor de 15 mil 700 millones de euros al año (314 mil millones de pesos), según el último Informe económico financiero de la RFEF. Pero, además, de acuerdo con cifras reveladas en el informe anual de la Dirección General de Ordenación del Juego en España, las apuestas han llegado a convertirse en parte fundamental de la economía, al representar casi el uno por ciento del PIB español, y una buena cantidad de ellas tienen como centro neurálgico el deporte más popular en el país, el futbol, y en concreto la liga nacional.

En todo caso, el corazón de la trama y de la investigación judicial está en la figura de José María Enríquez Negreira y en su red de empresas, sobre todo Dasnil 95 SL, que fue la recibió la mayor parte de los pagos del Barcelona, pero hay otros personajes investigados, como el propio hijo de Negreira, quien era el encargado de hablar con los árbitros que le tocaban al equipo catalán.

La Fiscalía redactó su denuncia contra cinco personas físicas: Enríquez Negreira, los ex presidentes del Barcelona: Sandro Rosell (junio de 2010–enero de 2014) y Josep Maria Bartomeu (febrero de 2014–octubre de 2020), los ex directivos Óscar Grau y Albert Soler (este último también fue secretario de Estado para el Deporte durante seis meses, entre abril y octubre de 2011, y hasta hace sólo unos meses era director general de Deportes). La denuncia también se dirige contra cuatro personas jurídicas: FC Barcelona, Dasnil 95 SL, Nilsad SCP (sociedad constituida en 2005, el 95 por ciento de las participaciones eran de Enríquez Negreira y el cinco restante de su hijo) y Soccercam SL, a los que se les acusa de corrupción continua entre particulares en el ámbito depor-tivo (la pena prevista es de seis meses a cuatro años de prisión, inhabilitación y multa), administración desleal (de seis meses a tres años de cárcel) y falsedad en documento mercantil (de seis meses a tres años).

En España la primera sentencia relativa a corrupción en el deporte fue dictada en abril de 2020, sobre el llamado caso Osasuna, relacionado con el amaño de un partido ante el Betis en 2014. Si bien el precedente más parecido en Europa está en la liga italiana, en el llamado Calciopoli, en el que la Juventus de Turín fue condenada a descender a Segunda División y fue desposeída de dos títulos de Liga (2005 y 2006) por un caso de amaño.

La justicia será la que finalmente decidirá si hubo o no delito, y en caso de haberlo, las sanciones correspondientes, que podrían ser desde una penalización administrativa hasta correctivos tan severos como el que sufrió Juventus, aunque resulte difícil imaginar al Barcelona jugando en Segunda División.