Lamenta el deceso de Payán, “un inmenso ser humano y periodista”
Desde Santiago de Chile vaya un abrazo solidario y fuerte a la familia, amigas y amigos, y a todas y todos los trabajadores de La Jornada, ante el triste deceso de Carlos Payán, un inmenso periodista y gran ser humano que aportó de manera invaluable al periodismo mexicano y latinoamericano, y fue un consecuente militante de las causas justas, humanas y dignas.
Los pueblos latinoamericanos, y en particular el chileno, así como periodistas de estas latitudes, desde su fundación contaron con la solidaridad y el cariño de quienes laboraron y laboran en La Jornada, y en especial de Carlos Payán, quien fue un hombre universal y fraterno. No olvidaremos nunca la lealtad de La Jornada y de Payán ante tantos sucesos de la historia de estas tierras.
Don Carlos deja un legado que trasciende a México y es inspiración para periodistas latinoamericanos que siempre lo recordaremos. Un saludo fraterno.
Hugo Guzmán R., director de El Siglo, Santiago de Chile
“Adiós al maestro, al orfebre de la palabra”
Tuve la satisfacción de compartir curul en el Senado con Carlos Payán. Sabía del periodista y de su trayectoria de izquierda. Sin tener trato previo, aceptó la publicación de artículos míos en La Jornada.
En el Senado compartí con Carlos más que un escaño; me otorgó su generosa amistad y su confianza sin condiciones, como si nos conociéramos de muchos años. Me daba consejos para mis intervenciones en tribuna. Siempre con su visión mesurada, pero precisa y atinada. Era un orfebre de la palabra. Extremadamente cuidadoso de sus escritos y así de cuidadoso lo era también de sus palabras. Sus intervenciones en tribuna con su voz pausada pero firme, eran escuchadas con mucha atención y respeto.
Me enseñó que ser cuidadoso de las formas no estaba reñido con la congruencia. Era enérgico e intransigente en sus posiciones, pero de un trato respetuoso con senadores y las personas, sin importar su filiación partidaria. Lo recuerdo como un hombre bondadoso y fraterno. Adiós, maestro Payán; adiós, camarada Carlos, buen viaje.
Mario Saucedo Pérez
Día de fiesta y alegría, la del 18 de marzo en el Zócalo, opina
Habrá desencuentros por el número de personas que asistieron a la marcha rosa en defensa del INE el 26 de febrero pasado y la del sábado reciente, pero el número es lo de menos. En la primera, negaciones e insultos, desorientación y contradicciones por el motivo que los llevó a marchar, el uso de ropa color rosa para no desacreditar la manifestación con colores verde, blanco y rojo, blanco y azul y/o amarillo y negro; la del 18 de marzo, con ropa del pueblo, sin uniformarse, sin avergonzarse de asistir a una concentración legítima, informada, de “fiesta y alegría”, dijeron asistentes.
En la primera, denostaciones; en la segunda, apoyo. El pueblo está orgulloso de su líder, ese que ha sido atacado, denostado, insultado, atajado a la mala por personas que desean que vuelva el régimen de privilegios para unos cuantos, atado de manos por los poderes Legislativo y Judicial, que hacen todo lo posible para detener el avance del proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador, que sin esas anclas, habría obtenido más logros en favor de todos los mexicanos.
Fernando Quiroz N.
Repudian iniciativa intervencionista de EU
Rechazamos la iniciativa impulsada por los congresistas republicanos Lindsey Graham y John Neely Kennedy para facultar al gobierno de Estados Unidos a usar a las fuerzas armadas en el combate del tráfico de fentanilo desde México. Semejante propuesta evidencia de nuevo la intención de un injerencismo permanente de Washington sobre los gobiernos y los pueblos.
Todo este asedio se enmarca en la gran mentira que por años han impuesto con la supuesta “guerra contra las drogas” en toda la región. Ellos mueven las drogas. Ellos fundaron los primeros laboratorios de cocaína en Sudamérica y de crack en Estados Unidos. De hecho, los financiaron la CIA, el Pentágono y la marina de Estados Unidos en nuestros territorios. Y en el “despegue” de ese mercado colaboró la FBI.
El mantenimiento de ese enorme negocio se ha logrado con la inmensa complicidad de la DEA. Su ejército ha inundado de heroína, desde Vietnam, primero, y desde Afganistán, después, de costa a costa, a Estados Unidos.
Hoy es posible que ninguna de las 19 agencias de inteligencia deje de estar involucrada en este contrabando, de ida y vuelta, de drogas, precursores y armas. Policías en las calles de la ciudades, agencias de fronteras, todos son funcionales para este muy lucrativo negocio. Sólo así nos explicamos el inmenso fracaso de una “lucha antidrogas” que no ha servido para nada tras cinco largas décadas.
Es hora de ponerle punto final a esa absurda “guerra”. A México se le respeta. No permitiremos intervencionismo. No somos colonia de Estados Unidos. Aquí manda el pueblo, el soberano del territorio.