El año pasado se identificaron mil 127 nuevas drogas sintéticas en el mundo, lo que es parte de un problema creciente que no se limita al fentanilo, y para el que, hasta ahora, ninguna prohibición ha funcionado. El crimen organizado busca y genera productos de menor precio que les dejan mayores ganancias; a las autoridades de salud les toca convencer a las personas, desde niños, para que no los consuman, afirmó Gady Zabicky, titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic).
Resaltó que el combate al consumo de sustancias ilícitas pasa, necesariamente, por el combate a la pobreza y la desigualdad social para evitar que las bandas de narcotraficantes enganchen a los niños. Cuando esto pasa, la sobrevida de los infantes es sólo de tres años, informó.
En entrevista, el siquiatra, especialista en adicciones, adelantó que la Conadic participa en la estrategia que emprenderá la Secretaría de Educación Pública (SEP) para informar a los alumnos de secundaria sobre el problema del fentanilo, los riesgos de adicción y muerte que pueden evitar.
Zabicky comentó que expertos de la Conadic capacitarán al personal docente sobre el mensaje a transmitir y la manera de hacerlo, con el lenguaje que a los jóvenes les atrae, echando mano de la tecnología y las redes sociales.
Debido a la importancia que ha adquirido el tema del fentanilo y aunque su consumo no es motivo de alerta en México, comentó que también en los próximos días se integrará una comisión intersecretarial “para hacer todo lo necesario para blindar a la población de los daños que surgen por el consumo y tráfico de ese opioide”.
En la Conadic se trabaja desde hace cuatro años en la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones con la finalidad de atacar el problema desde su origen y que las personas tengan acceso a actividades deportivas, bibliotecas, a educación, salud y trabajos con salarios bien remunerados.
“Brincar” al crimen
Se busca aumentar el bienestar de la población y así evitar que los niños “brinquen” al crimen organizado. Una investigación de la asociación civil Reinserta identificó que los menores de edad son usados de halcones, sicarios y participan de hechos que en muy poco tiempo les cuesta la vida.
Sobre el fentanilo que ha sido motivo de debate en el país en las semanas recientes, Zabicky recordó que la Organización Mundial de la Salud lo considera uno de los fármacos esenciales para el control del dolor provocado por cáncer y fracturas. Se aplica como anestésico a las mujeres que van a dar a luz y también se administra en forma de dulce para niños con cáncer.
Señaló que prohibir el fármaco no frenará el consumo, como no ocurrió con la seudoefedrina, cuyo uso se erradicó durante el gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa, supuestamente, con la finalidad de combatir la producción de cristal metanfetamina.
Quienes se dedican a sintetizar esa sustancia no dejaron de hacerlo cuando se prohibió el uso médico de la seudoefedrina. Simplemente cambiaron los precursores químicos y siguieron produciendo, mientras la medida afectó a las personas con enfermedades respiratorias, pues se quedaron sin el medicamento que les ayudaba a controlar su padecimiento, principalmente asma.
Zabicky advirtió que ahora, con el fentanilo puede ocurrir lo mismo. México enfrenta presiones externas, pero es un problema de Estados Unidos y para abatirlo, en aquel país deben actuar para disminuir la demanda. Estados Unidos tiene entre 3 y 4 por ciento de la población mundial, pero consume 80 por ciento de los narcóticos sintéticos del planeta, sostuvo.
Es una situación grave que se originó en los primeros años de este siglo con el medicamento OxyContin, útil para el control del dolor por cáncer terminal; pero que en aquella nación, la prescripción indiscriminada originó esta crisis de adicción a los opioides sintéticos.
En el caso del fentanilo, existen de dos tipos: el de uso médico se encuentra en los hospitales con medidas rigurosas de control para evitar su desvío; y el no farmacéutico que está en las calles y es el causante del grave consumo de drogas ilegales en el país vecino.
Zabicky explicó que la sustancia ilegal se fabrica con diferentes precursores químicos que provienen de Asia y otros sitios. Se introducen a México por el océano Pacífico y aunque existen mecanismos de revisión de los contenedores, la realidad es que sólo hay capacidad para revisar uno por ciento de lo que llega a los puertos. Al tratarse de sustancias que se pueden fraccionar o entran “disfrazadas” al país, es muy probable que pasen inadvertidas, lamentó.