Tlaxcala, Tlax., La cuenca del río Atoyac –que abarca territorios de los estados de Tlaxcala, Puebla y México–, es reconocida por las secretarías de Salud y Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) federales, así como por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), como Región de Emergencia Sanitaria y Ambiental (RESA).
El Centro Fray Julián Garcés, Derechos Humanos y Desarrollo Local, asociación civil, explicó que esta condición se deriva de los “graves efectos de la contaminación en la salud de las personas, el daño a los ecosistemas y los suelos agrícolas, así como del trastocamiento del tejido social”.
Subrayó que el acelerado proceso de industrialización a partir de la década de 1960 y de la urbanización no planeada han sido factores determinantes de la “devastación socioambiental”.
Por eso, desde hace unos 20 años comunidades organizadas, sociedad civil y un sector de la academia han protestado y denunciado permanentemente en distintos espacios el problema “y su progresivo agravamiento”.
En 2017, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación por la contaminación del río Atoyac; en respuesta, dichas alianzas elaboraron una propuesta comunitaria para el saneamiento integral de la cuenca Atoyac-Zahuapan y la reparación del daño a las comunidades.
Letra muerta, normas sobre uso de sustancias peligrosas
Según Andrés Barreda Marín, coordinador de Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces-Conacyt), a lo largo del Alto Atoyac operan más de 26 mil empresas; de ellas, 16 mil 220 están en el valle de Puebla y 10 mil 100 en Tlaxcala.
Del total, mil 390 son consideradas por la Semarnat potencialmente contaminantes, ya que manejan sustancias consideradas peligrosas, corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas, inflamables o biológico-infecciosas.
Sin embargo, únicamente 290 presentaron declaraciones en 2020 ante el Registro de Emisiones y Transferencia de Contaminantes (RETC).
De acuerdo con el experto, los agentes tóxicos liberados con mayor potencial de peligro para la salud y el medio ambiente provienen de 20 sectores y de 70 subsectores de actividad económica.
Según la NOM-Semarnat-165, las industrias química, automovilística, de hidrocarburos, pinturas y tintas; celulosa y papel, metalurgia, vidrio, generación de energía eléctrica, asbestos, cementera y cal y de tratamiento de residuos peligrosos, asentadas en la región, deberían informar sobre el tipo de sustancias que emiten, lo cual no ocurre, además de que “no hay inspecciones”, sostiene el especialista.
En la cuenca del Alto Atoyac la Semarnat ha identificado 288 industrias que manejan sustancias altamente peligrosas de los ramos metálico, plástico, del hule, químico, cal y cementos, automotriz y textil, que operan en 25 parques, ciudades y corredores industriales, añade.
Eluden vigilancia por medio de la informalidad
Destaca que “un número creciente”, aunque aún pequeño, de unidades económicas no obligadas a declarar al RETC, y que ni siquiera están dadas de alta como empresas, realizan procesos contaminantes peligrosos en la producción de textiles y productos automotrices, mediante un esquema de talleres domiciliarios que eluden el deber legal de cumplir con normativas ambientales y laborales.
Barreda Marín afirmó que el RETC evidencia que del amplio número de unidades económicas que operan en la cuenca, apenas entre 1 y 2 por ciento declaran emisiones, y de más de 11 mil sustancias altamente tóxicas que se importan al país, este registro sólo pide información de 200. “Es un escándalo”, alerta.
Alicia Lara, médica y habitante del municipio de Nativitas, así como integrante de la Coordinadora por un Atoyac con Vida, señala que un estudio realizado por investigadores mostró que se han detectado entre la población enfermedades como asma bronquial, tumores, leucemia, púrpura trombocitopénica y cáncer.
Inés Navarro, del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, puntualiza que el principal efecto de la exposición a contaminantes asociados al uso industrial es el cáncer, y algunos cuadros pueden tener como primera manifestación problemas en la piel por contacto con el agua.
La especialista denunció que la vigilancia de las descargas industriales “o es incipiente o es nula”, por lo cual la autoridad tiene la obligación de verificar las características y el manejo apropiado de los residuos que las industrias arrojan en la cuenca.