La gozadera del barrio, los pasos prohibidos, la pachanga chilanga y callejera se trasladaron por primera vez al escenario y los pasillos del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris la noche de este sábado, con una tocada organizada por el colectivo Musas Sonideras, que rindió homenaje a la primera mujer sonidera de la Ciudad de México, Guadalupe Reyes Salazar, mejor conocida como La Socia, avecindada en el barrio de Tepito.
Siguiendo el ejemplo de La Socia, quien en los años 60 abrió brecha para las mujeres sonideras, ahora, gracias a ese esfuerzo, el colectivo Musas Sonideras abrió las puertas del Teatro de la Ciudad para desde ahí hacer más visible su trabajo y pedir que dicha actividad que hace bailar y gozar a la gente, sin importar edad o clase social, sea reconocida como patrimonio cultural intangible de la Ciudad de México, petición que ya se realizó a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, así como a la Secretaría de Cultura local (La Jornada, 28/2/23), anhelo que se hizo escuchar durante la pachanga en el recinto de Donceles, en voz de la sonidera Guadalupe Tlacomulco Macías, mejor conocida como Lupita La Cigarrita, al grito de: “¡Pronto seremos patrimonio cultural intangible de la ciudad!”
Huaracha, cumbia y salsa
Las inconfundibles reverberaciones e intervenciones de quienes seleccionan la música para animar a la concurrencia, mandar saludos, celebrar cumpleaños, bodas, divorcios o bautizos, o como fue en esta ocasión, “el sonido de las mujeres Sonideras”, amenizó la singular ocasión con cumbias, huarachas y salsa, durante más de dos horas.
Lupita La Cigarrita y parejas de clubes de baile dieron inicio a la tocada, y el respetable no tardó en prenderse y comenzar a bailar.
Siguieron los sonidos Musa Mayor, Gatúbela, La Mamazona, Butterfly, Fiesta Bacana, La Dama de la Salsa, Lunática y La Princesa Talibana, que armaron el festivo guateque frente y sobre el escenario, así como en los pasillos del teatro, donde salieron a relucir la sabrosura de los pasos prohibidos y las estilizadas coreografías.
Cada conjunto programó uno o dos temas de la Sonora Matancera, en homenaje a La Socia, pues ella difundió en su momento la música de esa agrupación para amenizar los días, las tardes y noches del barrio bravo de Tepito.
Marisol Mendoza Gómez, quien fundó y encabeza a las Musas Sonideras, fue la encargada durante la pachanga de destacar los esfuerzos de Guadalupe Reyes Salazar, quien comenzó su trayectoria en 1967 con el Sonido Aves del Paraíso, que luego rebautizó como La Socia.
Su trabajo, destacó Marisol Mendoza, “fue aún antes del que realizó el conocido sonidero La Changa”.
La Socia creció en una de las vecindades de Tepito, en medio de un ambiente de fiesta y baile. Cuando comenzó de sonidera se volvió amiga cercana de los integrantes cubanos de la Sonora Matancera, una de las orquestas más importantes de aquella época.
Sin embargo, La Socia murió sin el reconocimiento de su gremio, por eso las Musas Sonideras le rindieron homenaje y hacen de su legado su bandera, ya que para ellas representa música, baile y libertad.
En la actualidad, de acuerdo con dicho colectivo, en México hay 47 mujeres sonideras, en contraste con el número de conjuntos de varones, que son 8 mil.