Al compás del himno del movimiento obrero, La Internacional, entonado por todos los asistentes, gritos de ¡Viva Payán! y un conmovedor y prolongado aplauso, ayer fue despedido el periodista, escritor y poeta Carlos Payán Velver (1929-2023) por familiares, colegas, colaboradores y amigos en la agencia funeraria Gayosso Félix Cuevas, donde sus restos serán cremados a las 14:30 horas de hoy.
Tras recordar que su papá había publicado tres libros de poesía, Inna Payán adelantó la posibilidad de un cuarto título, conformado con material inédito que dejó resguardado en su computadora: “Todavía no hemos revisado los textos no publicados, de poemas, sobre todo. En algún momento, esperamos que tengamos la calma y la alegría de poder sumergirnos a ver todas sus historias”.
Al igual que su hermano, la productora de cine destacó que el director fundador de La Jornada “fue un periodista excepcional, con principios congruentes e ideas muy claras”, y precisó que no dejó ninguna indicación en particular ni una última voluntad.
“Su gran deseo era la vida. Tenía un gran deseo de vivir, la disfrutó muchísimo, la gozó. Estos últimos años que estuvo con nosotros fue muy feliz, estuvo muy cariñoso, cantaba todos los días, leía La Jornada en la mañana, la tarde y en la noche”, refirió.
“Aún debemos hablarlo bien mi hermano y yo, pero imagino que tendremos un rato las cenizas con nosotros en lo que pensamos bien qué hacer; lo más seguro es que queramos juntarlas con las cenizas de mi mamá (Cristina Stoupignan).”
Don Carlos, a decir de su hija, “fue un hombre muy querido, amigo de todos. En lo personal, me deja muchas ganas de vivir, siempre me lo dijo, que había que optar por la vida. Y como hombre público, se distinguió por la posibilidad de tender lazos hasta con los adversarios, para poder llegar a un entendimiento”.
Por su parte, Emilio Payán destacó: “Fue un padre y un periodista excepcional, con principios, congruente, con ideas muy claras y respeto a la vida, al amor, a los libros, a los jardines. Mismo respeto que tuvo con sus hijos y con toda la gente humilde. Eso era lo más importante para él: el respeto a la gente.
“Fue también muy generoso. Sabía tratar con la gente en la política y la cultura. Fue un hombre de principios y de libertad, y sobre todo de atreverse a hacer cosas. Lo disfrutamos los últimos años que estuvo en México. Su compañía fue un regalo para la familia. Y para mí fue un ejemplo de cómo se puede vivir.”
Al velatorio asistieron la directora de La Jornada, Carmen Lira, junto con otros directivos y colaboradores de este diario.
Al concluir el canto de La Internacional, fue doña Carmen Lira quien lanzó de manera espontánea el grito de “¡Viva Payán!”, el cual fue secundado, de manera afectuosa y emocionada, con otro “¡Viva Payán!” por los presentes en la sala del velatorio, para enseguida brindar un prolongado y afectuoso aplauso.
Con poncho y bandera del Partido Comunista
Por la mañana, los hijos del también escritor y poeta cubrieron el féretro con un poncho y una manta de uso personal, sobre los cuales, posteriormente, se colocó la bandera del Partido Comunista Mexicano (PCM), del que don Carlos fue militante.
Decenas de coronas y arreglos florales fueron dispuestos en torno del ataúd, así como tres retratos en gran formato que reflejan la vitalidad y el carácter del reconocido periodista y ex senador.
Otra de las personalidades asistentes al velatorio fue el embajador de Cuba en México, Marcos Rodríguez Costa, quien destacó que para aquel país y su pueblo “la partida de Payán nos ha representado un gran dolor. No lo conocí personalmente, pero sabíamos constantemente de él por Carmen Lira, quien es nuestra gran amiga, y siempre supimos la línea recta que fue su vida; tuvo una gran amistad con Cuba, la cual siempre se reconoció.
“He venido a expresar la solidaridad de nuestro pueblo y nuestro gobierno con su familia y amistades. Además, porque pienso que es una muestra de lo que nos une con La Jornada. Con ella no sólo nos une la amistad con Carlos Payán, Carmen Lira y con tantos otros, sino la rectitud y la línea siempre recta en todos sentidos de este periódico al que admiramos mucho.”
En el transcurso del día se fueron sumando diversos personajes del ámbito político, cultural e intelectual. Cuauhtémoc Cárdenas, quien acudió con sus hijos Lázaro y Cuauhtémoc, lamentó profundamente el fallecimiento de Payán, a quien “siempre estimé. No sólo es la pérdida de un amigo, sino la de un periodista de vanguardia y además de un enorme trabajo cultural”.
A su vez, el politólogo Héctor Díaz-Polanco, diputado en el Congreso de la Ciudad de México, expresó: “Carlos era un universo, un hombre que tenía diversas esferas, todas espléndidas y luminosas. Poseía una enorme sensibilidad, no hay que olvidar que era poeta, sensibilidad que se extendía hacia la política, con un compromiso permanente con diversas causas, no sólo apoyándolas, sino también entendiéndolas. Eso lo hacía tan accesible a los movimientos sociales, desde los derechos de las mujeres hasta de la diversidad sexual. También su comprensión en el ámbito cultural fue extraordinaria”.
El político Pablo Gómez puntualizó: “Este 17 de marzo se fue un grande de México. Ese es el tamaño de este hombre”, mientras el escritor y periodista Pedro Miguel recordó que conoció a don Carlos durante 40 años y que fue “su discípulo, porque él era un hombre muy generoso que beneficiaba a toda la gente, que protegía, enseñaba y fundaba utopías, realidades, instituciones, medios, países. El México que estamos viviendo, el de la Cuarta Transformación, no habría podido existir sin su aportación. Él fue definitorio”.
El periodista Luis Hernández resaltó: “Muy pronto, Payán aprendió a no usar la profesión para mentir y calumniar. A no ocultar lo que pasa con fines aviesos; a estar del lado de las víctimas, de los ofendidos, de los pobres de la tierra; a que el periodista debe estar donde hay violencia, despojos, atropellos, sabiendo que con su acción puede hacer ceder la represión y la violencia; a no cejar en todo aquello que sea luchar por la libertad de expresión y por la democracia; a no prevaricar con la profesión”.
El filósofo y sociólogo Armando Bartra describió el deceso de don Carlos como “terrible y lamentable”. Sostuvo que Payán “es una figura fundamental del periodismo mexicano, del tipo que representa La Jornada; aunque hay un equipo que hereda su aporte, simboliza la idea del periodismo profesional comprometido, vinculado a las causas populares que impulsó toda su vida”.
Las promotoras y editoras Gisela González, Ilse Gradwohl, Azul Morris y Consuelo Sánchez, quienes encabezan la asociación civil Grupo Tequio, expresaron sus condo-lencias y compartieron que don Carlos siempre fue muy activo en defensa del patrimonio histórico de Tlalpan. “Nos apoyó mucho con la preservación del jardín de la Casa del Virrey de Mendoza, así como para instituir ahí la biblioteca que lleva su nombre, con cerca de 5 mil volúmenes que donó”.
La lista de asistentes a las exequias fue amplia y diversa. En ella figuraron José Murat, Josefina Vázquez Mota, Elvira Concheiro, Marco Barrera Bassols, Marcela Guerra, entre otros personajes de la política y la cultura, además de colaboradores y ex colaboradores de La Jornada.
Por la noche, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, acudió a la funeraria: “Conocí a Carlos desde que era muy niña. Cristina, su esposa, fue mi maestra de primaria, así que mi sentimiento es casi de familia, porque aprendí a admirarlo desde pequeña. Él emprendió cambios culturales en nuestro país. Su aportación mayor fue La Jornada”.
Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaría de Seguridad Pública, dijo: “el señor Payán deja un gran vacío en México. Hizo un periodismo de libertad, de pluralidad, moderno pero también combativo, donde dio oportunidad y voz a muchas organizaciones sociales que no la hubieran tenido. Tenía un gran corazón”.