Ocrida. Kosovo y Serbia culminaron la anoche una maratónica ronda de diálogo sin firmar un acuerdo potencialmente histórico, pese a que la Unión Europea (UE) exaltó los avances.
El encuentro se dio tras meses de diplomacia con mediación de la UE, casi 25 años después de la guerra entre insurgentes albanos étnicos y las fuerzas serbias. Una campaña de bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) puso fin al conflicto y llevó a Serbia a retirar a su personal y fuerzas del territorio separatista.
El primer ministro kosovar, Albin Kurti, y el presidente serbio, Aleksandar Vucic, se reunieron por casi 12 horas en Ocrida, Macedonia del Norte, para discutir un plan de 11 puntos presentado por la UE en febrero en Bruselas. Pero al final no lograron alcanzar un pacto aceptable para ambas partes.
Tras la reunión, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, envió señales mixtas sobre las negociaciones, al indicar que se alcanzó un marco para ejecutar el plan, no así la ruta hacia la normalización de relaciones.
“Las partes no pudieron encontrar una solución mutuamente aceptable pese a lo ambiciosos que fuimos en aportar o proponer”, declaró Borrell.
Serbia se ha negado a reconocer la declaración de independencia de Kosovo de 2008, con constantes brotes de inestabilidad entre Belgrado y su antigua provincia separatista.
Los dos gobernantes admitieron que hubo avances, pero rápidamente intercambiaron ataques.
El kosovar Kurti indicó estar listo para firmar el documento, pero culpó al líder serbio por negarse a aceptar el plan por segunda vez.
“La otra parte, tal como lo hizo en la reunión del 27 de febrero en Bruselas, se niega a signar el acuerdo”, declaró Kurti a la prensa.
“Ahora depende de la Unión Europea encontrar un mecanismo para que este convenio sea vinculante legal e internacionalmente válido”, dijo Kurti. El serbio Vucic sostuvo: “hemos dado un paso importante con un clima constructivo y comenzaremos a trabajar en algo. No ha sido un ‘día-D’, pero fue una jornada buena”.
Presión europea para la paz
El documento de 11 puntos, respaldado por la UE, establece que ninguna parte podrá recurrir a la violencia para resolver la disputa ni impedir al otro unirse a la UE u otro organismo internacional, una demanda clave de Kosovo.
Resultaría también en un reconocimiento de facto entre las dos partes, que aceptarían los documentos de viaje, diplomas, placas de vehículo y sellos aduanales del otro.
El gobierno de Kurti espera que un acuerdo permita a Kosovo acceder a instituciones internacionales, en especial la Organización de Naciones Unidas, una aspiración de larga data de Pristina.
El tema de Kosovo es una obsesión para gran parte de la población serbia, que ve ese territorio como parte de su país. El viernes se efectuó una manifestación en Belgrado con miles de personas que rechazaron un acuerdo.
“Este ultimátum (...) no es un acuerdo, es una traición”, declaró en la marcha la líder del grupo ultranacionalista Oath Keepers, Milica Djurdjevic Stamenkovski. En Kosovo viven unos 120 mil serbios, muchos de los cuales permanecen leales a Belgrado.