Los episodios de acoso escolar, como el ocurrido en el estado de México, donde una menor murió tras ser atacada a golpes por una compañera de clase, están relacionados con la violencia que niños y niñas observan o sufren directamente en su casa, por lo que es importante no tratar de resolver estos casos sólo con medidas punitivas, coincidieron académicos y activistas.
Alfredo Nateras, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Iztapalapa, destacó que el caso del fallecimiento de la niña Norma Lizbeth Ramos “da cuenta del contexto de las violencias estructurales en nuestra sociedad, que penetran los espacios escolares y familiares”.
Según el antropólogo y experto en violencias y juventudes, hay diversos estudios según los cuales entre cinco y seis de cada 10 niños y niñas en México son testigos de actos de violencia en su casa, y entre tres y cuatro los padecen directamente, por lo que los menores terminan “aprendiendo” que esta dinámica es “normal”.
Luego de resaltar que “gran parte de los agresores por lo regular fueron agredidos antes” en su ámbito más cercano, Nateras consideró que aunque la atacante de Norma Lizbeth de seguro será enviada a un centro de reclusión, es importante “que haya una estrategia que no sólo sea punitiva, sino procurar que la chica ‘desaprenda’ (la violencia) y tenga una manera distinta de manejar sus emociones”.
Laura Cano, presidenta de la Confraternidad Carcelaria de México, lamentó que muchas veces este tipo de historias “no nos llevan a reflexionar sobre las causas, siempre nos enfocamos en la consecuencia y en el pago por ésta, pero no nos detenemos a ver qué ocurrió antes”.
Para la activista, la joven agresora “sí tiene que enfrentar la consecuencia de lo que hizo, pero también debería vivir el proceso de generar conciencia y de asumir su responsabilidad, sabiendo que tú no eres los actos que cometes. Que ella sea víctima de falta de apoyo y enseñanza no la exime de su responsabilidad, pero puede empezar un cambio de vida y de enfoque”.
La sociedad, recalcó, “lejos de enojarse con esta joven, debería hacerlo consigo misma, porque no hemos cumplido la tarea de enseñar a los menores de edad el respeto por la vida. Debemos enfocarnos nuevamente en la humanización de las personas, en el civismo, en la importancia de seguir reglas y entender las consecuencias” de nuestros actos.
En tanto, la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes exhortó a las comunidades educativas y a los entornos familiares “a eficientar los mecanismos de detección temprana de acoso escolar, que puedan garantizar que las intervenciones sean oportunas y las afectaciones evitadas”.
El bullying, señaló en un comunicado, “es un fenómeno social grave y multifactorial que debe combatirse enérgicamente desde sus raíces, en tanto que atenta contra los derechos humanos más elementales de niñas, niños y adolescentes, a la vida, a la paz y a una vida libre de violencia”.