Edmond Mulet Lesieur (Ciudad de Guatemala, 1951) es poseedor de una larga carrera diplomática -llegó a ser secretario general adjunto de Naciones Unidas- y va por su segundo intento de ser presidente de Guatemala.
Lo fue en 2019 cuando, para sorpresa de muchos, estuvo cerca de obtener el pase a la segunda vuelta (con poco más de 11 por ciento de los votos).
El Partido Humanista, del que fue candidato, ganó seis diputados. “De esos seis, cuatro cayeron como sapos hinchados frente a la vieja política” en cuanto llegaron al Congreso, pues “empezaron a ofrecer el voto a cambio de dinero”.
Los sapos hinchados llevan a Mulet al que considera es el principal problema de su país: la corrupción.
En entrevista con este diario, el abogado, periodista y diplomático afirma que “no hay una política exterior mexicana dirigida a Centroamérica”, habla del poder de la mano peluda (como nombra a los poderes fácticos), plantea que Guatemala debe “renegociar” con México y Estados Unidos la manera de atender la migración y rechaza ubicarse en el espectro ideológico pues lo suyo, a lo Monreal, es “avanzar en un proceso de reconciliación nacional”.
El “desinterés” del gobierno de México hacia América Central, asegura el candidato, contrasta, con la atención que ha mostrado el sector privado mexicano que realiza inversiones en varias naciones de la región centroamericana.
La corrupción, problema central
Mulet fue presidente del Congreso de su país en 1992. Entonces, sostiene, había algunos legisladores corruptos, “pero ahora es generalizado”.
Recuerda que en ese entonces los diputados y los oficiales del Ejército gozaban de un privilegio llamado “la franquicia”: podían importar libremente vehículos y otros productos.
El presidente de la República y las cabezas de los poderes judicial y legislativo gozaban, además, de una “franquicia ilimitada” que les permitía importar “la cantidad de vehículos que quisieran, aparatos eléctricos, mobiliario, maquinaria, sin pagar impuestos”.
Mulet promovió poner fin a ese privilegio que se consideraba un “derecho adquirido”. Y el asunto le sirve para ilustrar el proceso de “descomposición” de su país, pues dice que si hoy hiciera una propuesta similar “me cuelgan en un poste frente al Congreso”.
—Parafraseando al clásico, ¿cuándo se jodió Guatemala?
—Es un proceso de degeneración que ha venido avanzando. La semilla de la corrupción venía desde los regímenes militares, ahí estaba el germen de la autocracia.
En ese punto, Mulet refiere los costos de un conflicto armado que costó “200 mil muertos” y “nos dejó secuelas espantosas”, así como la generosidad mexicana que recibió a decenas de miles en campamentos de refugiados.
—Plantea que la corrupción es el problema principal. ¿Y la pobreza y la desigualdad?
—Son también consecuencias de la corrupción. Sin corrupción, el Estado puede atender las necesidades de los grupos desfavorecidos, invertir en educación, en caminos. Podemos empezar a hablar de desigualdad y de equidad, pero si no enfrentamos la corrupción de nada sirve, tenemos que romper con ese ciclo de suicidio colectivo que llevamos como sociedad.
—¿Cómo combatir la corrupción estructural?
—Son tres elementos. Primero, con el ejemplo, Si la cabeza está podrida todo lo demás se pudre. El segundo es la advertencia a tiempo. Y tercero, el chicote, que le caiga la ley, y aumentar en el código penal las penas para involucrados en corrupción.
“Los que saben batir el chocolate”
Mulet se encuentra en México con una apretada agenda que le organizan sus asesores mexicanos (“amigos que nos ayudan”, dice).
—Acá a muchos políticos les encanta tener asesores españoles, colombianos…
—¿Por qué no contratan a locales?
—Es lo que le pregunto a usted.
—Porque no hay. Sí necesitamos de gente que conozca, que tenga experiencia, que haya vivido otras campañas electorales, que saben cómo se bate el chocolate.
Y los que saben batir el chocolate, en su caso, son Ernesto Juliá Pereda y Jorge Camacho.
El primero dirige la consultora Igroup, alguna vez fue estratega digital del PRI y asegura haber participado en “más de 200 campañas electorales e institucionales”.
Camacho trabajó para TV Azteca y fue candidato del PAN al gobierno de Guerrero. Se le considera cercano a Josefina Vázquez Mota y en menesteres electorales suele trabajar con Rafael Giménez, quien fuera encuestador de Reforma y luego del presidente Felipe Calderón.
Un Congreso de “malandrines”
—Cuando se lee la prensa de su país se concluye que gane quien gane la presidencia llegarán al Congreso muchos “malandrines”.
—Sí, bandidos y narcotraficantes. Miren lo que le ha hecho a Colombia y a México. Guatemala se está convirtiendo en un narcoestado. Ahora los narcotraficantes están en los partidos políticos, en el Congreso, en el Ejército, en el sistema de justicia, en todas partes.
—Y agregue que la hija de un genocida quiere ser presidenta (por Zury Ríos, hija del general Efraín Ríos Mont, condenado por genocidio).
—El Tribunal Electoral le dio pase. Ahora está por resolverse eso en la Corte de Constitucionalidad. Ya en tres ocasiones la Corte ha dicho que no se puede, porque la Constitución es muy clara (el texto prohíbe la postulación de familiares de las cabezas de la dictadura militar).
Además del caso de Ríos, la autoridad electoral debe resolver si acepta la candidatura de Thelma Cabrera, dirigente indígena postulada por el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP). La fórmula de Cabrera y Jordán Rodas no ha recibido el registro con el argumento de que el segundo no cuenta con el “finiquito” tras su paso por el cargo de procurador de los Derechos Humanos.
Mulet afirma que todos deben participar, aunque sostiene que el MLP tiene “elementos delictivos”: “El partido de Thelma Cabrera se financia con el robo de energía eléctrica que realiza la CODECA” (Comité de Desarrollo Campesino, una organización social con fuerte presencia en zonas indígenas).
Adopciones bajo sospecha
Hace cuatro décadas, cuando Mulet era un joven abogado, fue detenido en relación con una trama de adopciones ilegales de niños guatemaltecos por parejas extranjeras.
Varios medios han documentado ampliamente la historia que, al menos, deja muchas dudas sobre la participación del abogado.
Mulet sostiene que como no le han encontrado otra cosa reciclan viejas mentiras sobre ese caso.
“Fue hace 42 años, una acusación falsa, no hubo un juicio, no hubo un proceso, nada. Es lo único que la mano peluda ha encontrado y quiere explotar, y lo repiten y lo repite”.
—¿En aquel entonces las regulaciones eran muy laxas?
—Todo se hacía conforme a la ley. Y yo lo hacía todo pro bono. Se trataba de ayudar a los niños. Estaban en esas instituciones del estado seis, siete, diez años, totalmente abandonados. La idea era sacarlos de ahí lo antes posible, para que tuvieran cariño, amor. De lo único que sí me arrepiento es de no haber ayudado a más niños.
Migración: México debe respetar derechos humanos
Mil 500 guatemaltecos dejan su país cada día. Pero, dice el candidato, “no quieren quedarse en México” sino ir a Estados Unidos.
En los últimos dos años, tras el viraje mexicano derivado de trumpianas presiones, México ha deportado más ciudadanos guatemaltecos que EU.
Mulet rechaza que Guatemala tenga la categoría de “tercer país seguro” y plantea “renegociar” con México (“sobre todo para que se respeten los derechos humanos”) y EU la atención al fenómeno migratorio.
En una posible solución coincide con el presidente Andrés Manuel López Obrador en la propuesta de que EU aumente el número de visas temporales de trabajo, dado que el poderoso vecino del norte necesita mano de obra. “Nosotros la podemos proveer y de manera legal”.
—Incluso en EU se habla de las visas temporales como una moderna esclavitud.
—Es mejor eso que no tener trabajo o llegar ilegalmente.
—¿Será posible algún día ejercer el derecho a no migrar?
—¿Ha oído hablar de caravanas de costarricenses? ¡No! Costa Rica tiene los problemas normales de todo país, pero hay futuro, hay oportunidades, hay educación, hay inversión. Entonces tenemos que crear esas condiciones para que los guatemaltecos no se vean compelidos a migrar. Los padres de familia que envían solos a sus hijos menores de edad prefieren que corran ese riesgo a quedarse en Guatemala, donde no hay futuro.
*La mano peluda* y los jueces
“La degradación de Guatemala es muy acelerada en todos los ámbitos”, dice una y otra vez el abogado y periodista. En el recuento del candidato, esa “degradación” incluye la falta de renovación de magistrados de la Corte Suprema, cuyo periodo venció hace más de tres años.
Pone otro ejemplo: Guatemala tiene el promedio de velocidad más bajo del mundo para la circulación de transportes de carga pesada: 18 kilómetros por hora.
Y pregunta: “¿Quién con dos dedos de frente va a venir a invertir a un país donde impera la corrupción, la impunidad, donde la infraestructura no funciona, donde no hay mano de obra calificada?”
—Acá también se ha dicho que la corrupción es el problema central.
—En Guatemala lo es. La corrupción ha corroído toda Guatemala. Usted no se imagina los niveles de corrupción.
—Alguna idea tuvimos cuando expulsaron a la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig).
—En Guatemala existe algo, y me imagino que en México también, que se llama la mano peluda, que no quiere que las cosas cambien, porque la situación actual les beneficia.
—La mano peluda tiene nombres, las 14 familias…
—Más que eso. Hay muchos sectores, no solamente son ciertas familias, son estamentos, sectores de la sociedad que se benefician de la corrupción.
Entre los beneficiarios de la corrupción, Mulet menciona a los magistrados de la Corte Suprema, quienes en diciembre pasado autorizaron sustanciosos incrementos salariales para ellos mismos (de 70 por ciento). “Los honorables magistrados se subieron los sueldos dos días antes de Navidad, en plena oscuridad, creyendo que nadie se daría cuenta. Ahora cada magistrado gana 78 mil quetzales al mes (unos 10 mil dólares, poco, si se le compara con los 20 mil que perciben sus equivalentes mexicanos).
Los magistrados también añadieron al reglamento de la Corte que sus viajes aéreos deben ser en primera clase.
Una elección y 29 partidos
-Algunos aquí afirman que tenemos partidos políticos de sobra. Pero nos ganan de calle (hay 29 partidos registrados para una población de 17 millones). ¿Cómo llegaron a eso?
-Pues fue un proceso de degradación, de desinstitucionalización, característico de países que van por ese camino de convertirse en Estado fallido. Y hay mucho oportunismo, hay partidos satélites del partido en el gobierno. Les interesa dividir, diluir para controlar. Es parte de la estrategia electoral del partido oficial.
-Le pido que elija: ¿Nayib Bukele o Gustavo Petro?
-Ni A ni B.
-¿Joe Biden o Donald Trump?
-Biden. por supuesto. ¡Trump jamás! Lo que le ha hecho a las comunidades latinoamericanas, a los migrantes, a las minorías, su desprecio por la mujer, es algo tremendo. Uno se pregunta cómo una persona así pudo llegar a ser presidente de EU.
—¿Israel o Palestina?
-Ambos.
-¿Para qué sirve el Parlamento Centroamericano (Parlacen)?
-Para nada absolutamente. Sólo para garantizar la inmunidad de bandidos y malandrines. En la campaña de 2019 no propuse candidatos al Parlacen y ahora tampoco. Guatemala tiene 22 diputados en el Parlacen, que no hacen nada y ganan en dólares.
“¿Quiénes han sido integrantes del Parlacen en los últimos 30 años? Las novias, los novios, las hijas, las esposas, los hermanos de los diputados del Congreso…
Mulet propone la salida de su país del Parlacen por la vía de una consulta popular así como la reducción de plazas en el Congreso (de 160 a 80). Igualmente, plantea reducir el presupuesto del Congreso y eliminar la votación por listas, porque “ahí es donde se meten malandrines y uno no sabe ni por quién está votando”.
Medidas como las anteriores se encaminan, dice Mulet, “a recuperar el Estado y ponerlo al servicio de la gente”
¿Biden o Trump?
—¿Dónde se ubica ideológicamente, izquierda o derecha?
—Me irrito cuando me hacen esa pregunta. Eso es una trampa, otra vez nos quieren encasillar en un lado o en otro. Guatemala sufrió tanto por eso. Creo en la propiedad privada, en la libre emisión del pensamiento, en la libertad individual, ¿eso me hace de derecha? Creo que el Estado tiene que cumplir funciones importantes, evitar que los niños se mueran de hambre, en que el Estado tenga un poco de corazón, de solidaridad, ¿eso me hace de izquierda?
“Volvemos a caer en esa trampa de maniqueísmo, estás conmigo o estás contra mí, izquierda o derecha, y eso no ayuda a sacar adelante a un país. Necesitamos realmente avanzar en un proceso de reconciliación nacional.
—En algunos países de América Latina asumirse de derecha es políticamente incorrecto…
—En Guatemala es políticamente correcto ser de derecha, pero yo no voy a caer en esa trampa. Soy guatemalteco. En Guatemala le preguntan a uno si es demócrata o republicano: “Discúlpeme, yo no soy gringo, por qué me preguntan eso”. Tratan de dividir y polarizar.
—En el escenario latinoamericano ¿ve algún ejemplo a seguir?
—Lula hizo un gran esfuerzo para combatir la pobreza, programas sociales muy eficientes. Hubo sospechas de corrupción, pero en temas de solidaridad humana como los que desarrolló Lula, realmente elevaron a la calidad de vida de muchos brasileños. Es un ejemplo.
Un contraejemplo, para Mulet, sería Venezuela. En 2019 declaró su apoyo Juan Guadió y ha sostenido que Venezuela “es un narcoestado”?
¿En que sustenta que Venezuela esa afirmación?
Mulet dice que cuando fue jefe de la misión de la ONU en Haití pudo confirmar que entre 80 y 90 por ciento de las aeronaves cargadas de droga que aterrizaban en esa nación “no veían de Colombia, sino de Venezuela”. Hay, agrega, “muchos otros elementos que comprueban que el Ejército venezolano está muy vinculado al tema de los capos de la droga”.
—¿Con cuántos votos se gana la elección presidencial en Guatemala?
—Con un millón 200 mil.
Las campañas inician el 27 de marzo y los comicios tendrán lugar el domingo 25 de junio.