A pesar de que eleva el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y muerte prematura, en promedio diario, una persona consume 10.8 gramos de sodio o sal de mesa, es decir, 200 por ciento más de lo recomendado, estima la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el primer informe mundial sobre la reducción en la ingesta de este producto, advierte que aplicar medidas obligatorias para bajar su consumo podría salvar la vida de 7 millones de personas, pero sólo 5 por ciento de los estados miembros protegen a su población con políticas obligatorias e integrales.
El estudio Global Report on Sodium Intake Reduction advierte que “estamos lejos de lograr la meta mundial de bajar la ingesta de sodio en 30 por ciento para 2025”.
Agrega que si bien la fuente principal del sodio es la sal de mesa (cloruro de sodio), también está presente en otros condimentos, como el glutamato de sodio. La OMS reconoce que actualmente sólo nueve países (entre ellos, México) cuentan con un conjunto integral de políticas recomendadas para reducir la ingesta.
Reitera que la mala alimentación es la causa de múltiples enfermedades que, a nivel mundial, causan miles de muertes y el consumo excesivo de sal es detonante en gran medida. Por ello, la OMS propone la adopción de al menos cuatro intervenciones, como reformular los alimentos para que contengan menos sal y establecer metas sobre la cantidad de sodio en los alimentos y las porciones; así como establecer políticas públicas de compra de alimentos para limitar en instituciones públicas –hospitales, escuelas, lugares de trabajo y hogares de ancianos– aquellos que son ricos en dichos productos.
También llama a los estados miembros a introducir el etiquetado frontal que ayude a las personas a seleccionar productos con bajo contenido, medida que ya se aplica en el país, además, llevar a cabo campañas de comunicación para bajar la ingesta de estos ingredientes.
El estudio enfatiza que las cantidades excesivas son el principal factor de riesgo de muertes relacionadas con la alimentación y la nutrición, pues cada vez hay más pruebas de los vínculos entre “el consumo elevado de sodio y el aumento del riesgo de otras afecciones, como el cáncer gástrico, la obesidad, la osteoporosis y las enfermedades renales”.
Agrega que cada año los fallecimientos relacionados con una dieta inadecuada por consumo excesivo de sodio se elevan a 1.8 millones de personas, lo que genera presión arterial elevada y mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.