La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) ha subrayado ante funcionarios mexicanos la necesidad de que el país desarrolle capacidades de interceptación y manipulación de sustancias relacionadas con el fentanilo.
Un informe de ese organismo pone de relieve la aparición de opioides sintéticos de gran potencia no relacionados con el fentanilo, a los que se atribuye un número cada vez mayor de muertes por sobredosis. “Esto ha agudizado la crisis de sobredosis de opioides, que hasta ahora se había relacionado principalmente con el consumo de fentanilo de fabricación ilícita”, indica.
En el documento se consigna, por otra parte, que la producción conjunta de Afganistán, México y Myanmar representa 97 por ciento del opio producido ilícitamente en el mundo.
De acuerdo con el más reciente informe de la JIFE, órgano de la ONU encargado de velar por el cumplimiento de los tratados antidrogas, 51 funcionarios mexicanos de primera línea de los organismos de reglamentación y encargados de hacer cumplir la ley han participado en cursos de capacitación del programa mundial de interceptación rápida de sustancias peligrosas, para combatir el tráfico de nuevas sustancias sicoactivas, opioides sintéticos de reciente aparición y otros compuestos peligrosos.
En la formación impartida, se indica en el documento presentado la semana pasada, “se hizo hincapié en la creación de capacidad para mejorar las comunicaciones de las autoridades de México relativas a la interceptación y manipulación seguras de opioides y sustancias relacionadas con el fentanilo”.
La JIFE destaca que el gobierno de Estados Unidos ha confirmado “firme determinación de trabajar con sus asociados, entre ellos México, para hacer frente a la epidemia de las sobredosis y reducir el tráfico de opioides que la alimenta”.
Agrega que “la JIFE está ayudando a los estados miembros –como México– a hacer frente a este problema mediante las actividades del programa mundial de interceptación rápida de sustancias peligrosas, lo que incluye el apoyo prestado por la red de oficiales técnicos regionales y algunas herramientas, como el Sistema de Comunicación de Incidentes del Proyecto Ion”.