Nueva York y Washington. Una marcha de cinco días de decenas de jornaleros de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW, por sus siglas en inglés) en Florida, festeja el décimo aniversario del Programa de Comida Justa que ha transformado las condiciones de trabajadores agrícolas y es modelo para conquistar el respeto de derechos laborales básicos, y a la vez demandar el “fin de la esclavitud moderna en los campos” de Estados Unidos.
La Marcha por un Nuevo Mundo arrancó el martes en el pueblo agricultor Pahokee, donde recientemente la CIW descubrió uno de los campamentos de jornaleros donde prevalecían condiciones de esclavitud moderna, y su destino final es Palm Beach –un trayecto de más de 70 kilómetros–, donde viven algunos de los ejecutivos de empresas que rehúsan sumarse al Programa de Comida Justa.
La CIW ha sido clave en combatir estas condiciones durante los últimos años, logrando que miles de trabajadores sean liberados bajo los leyes antiesclavitud en el sur, sobre todo en Florida, lucha que continúa hoy día.
El Programa de Comida Justa impulsado por la CIW establece acuerdos entre trabajadores agrarios, cultivadores y empresas para crear una “cadena de suministro ético” que incluye, por primera vez, fijar normas laborales, elevar ingresos y eliminar abusos, incluido el hostigamiento sexual.
La Organización de Naciones Unidas, la Escuela de Negocios de Harvard, la Fundación Clinton, la Casa Blanca y el ex presidente Jimmy Carter, entre otros, han elogiado y premiado la iniciativa que ha logrado, a través de la movilización popular y sectores aliados de estudiantes e iglesias, que empresas tan diversas como Taco Bell, McDonalds, Burger King, Trader Joe, Whole Foods y más hayan firmado acuerdos para implementar el programa en más de 10 estados.
Tan efectiva ha sido esta iniciativa en reducir y hasta eliminar la violencia sexual, que la principal organización de defensa de mujeres que encabeza el llamado movimiento #MeToo en Hollywood solicitó la asesoría de los jornaleros para su propio trabajo en la industria del entretenimiento.
Además de celebrar los logros en derechos humanos del Programa de Comida Justa, la Marcha por un Nuevo Mundo también demanda que la cadena de comida rápida Wendy’s y las de supermercados Publix y Kroger se sumen al acuerdo. Denuncian que algunas de estas empresas lucran con productos cosechados en granjas donde prevalecen condiciones de esclavitud moderna.
Lupe Gonzalo, una de las coordinadoras de la CIW y del Programa de Comida Justa, comentó en entrevista con La Jornada: “continuamos luchando contra las condiciones de lo que realmente es la esclavitud moderna”, señalando dos casos recientes. Contó que en uno, la CIW recibió una llamada de dos trabajadores que habían escapado de una cajuela de un coche de un pueblito en Florida y que pedían ayuda.
Contaron que ellos y sus compañeros vivían en una especie de hotelito rodeado de alambre de púas y eran obligados a trabajar en condiciones de extrema explotación por un contratista llamado Bladimir Moreno. La CIW se comunicó con las autoridades que abrieron una investigación que culminó en diciembre pasado con cargos de conspiración y trabajo forzado contra el contratista.
Otros casos parecidos incluyen el de cientos de trabajadores en Florida, Carolina del Norte e Indiana, la mayoría trabajan en la cosecha de sandía, también forzados a trabajar en condiciones pésimas mientras les cobraban mucho dinero para que acumularan deuda y los hacían vivir, por ejemplo, en un almacén hacinados con otros 75 trabajadores bajo guardia.
En 2021, la CIW también ayudó a impulsar una investigación de las autoridades que descubrió a más de 71 mil trabajadores enredados en una vasta operación de trabajo forzado en varios estados, incluido Georgia, que generó más de 200 millones de dólares en ganancias ilegales.
Gonzalo subrayó que la gran mayoría de los jornaleros atrapados en estas condiciones no son indocumentados, sino trabajadores huésped con visas legales, pero que aun así no tienen derechos y son sujetos al trabajo forzado sin normas ni protecciones.
Este tipo de abuso laboral es eliminado en las empresas cultivadoras en varios estados que forman parte del Programa de Comida Justa, en el cual los trabajadores también gozan de normas básicas de trabajo, representación ante patrones, asistencia en resolución de disputas, entre otras cosas, lo cual ha transformado por primera vez en décadas las condiciones de los jornaleros agrarios.
“El Programa de Comida Justa no es un curita, es una solución ante estas situaciones”, sostiene Gonzalo, quien participa en la marcha, la cual partió del pueblito de Pahokee porque ahí fue donde se descubrió uno de los campamentos de trabajadores sujetos a condiciones de esclavitud moderna.
“Esta lucha es para crear un modo nuevo con derechos humanos para todos, en el que los trabajadores sean tratados como seres humanos”, afirmó Gonzalo, quien subrayó que la marcha presenta una pregunta a las empresas que aún se rehúsan a participar en el Programa de Comida Justa: “¿Están a lado de la esclavitud moderna o de los derechos humanos de todos?”
Para mayor información: https://ciw-online.org