Londres. Decenas de miles de trabajadores, incluidos profesores, conductores de Metro, médicos y funcionarios, estaban en huelga ayer en Reino Unido para exigir incremento salarial justo el día de la presentación del presupuesto del gobierno conservador.
Se trata de una de las jornadas de movilización más importantes en el país que desde hace meses vive una ola de protestas.
Reino Unido enfrenta un alza de precios de productos básicos y la energía, con una inflación por arriba de 10 por ciento.
En Londres, el Metro estaba prácticamente sin actividad debido a la huelga de conductores.
Los médicos están en paro desde el lunes. Los funcionarios también participan en la protesta. Entre los grupos movilizados están los académicos, también los periodistas de la cadena BBC y empleados de ferrocarriles.
Decenas de miles de funcionarios se ven obligados a pedir asistencia en bancos alimentarios y otros se “saltan comidas”, denunció Mark Serwotka, secretario general del PCS, el sindicato mayoritario del sector, a la cadena Sky News.
También hubo manifestación en el barrio de Westminster, donde el gobierno presentó su proyecto de presupuesto ante el Parlamento, que prevé una inversión de 94 mil millones de libras en dos años para apuntalar el poder adquisitivo.
El ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, expuso que Reino Unido no caerá en “recesión técnica este año”, contrario a las previsiones anteriores.
La economía británica se contraerá 0.2 por ciento este año por la debilidad de la actividad en el primer trimestre, precisó el ministro, con base en las nuevas proyecciones del OBR, organismo público de previsión fiscal.
La definición habitual de recesión consiste en al menos dos trimestres consecutivos de contracción del PIB.
“La economía británica contradice a quienes dudaban de ella”, celebró ante el Parlamento.
El OBR había estimado en noviembre que la economía británica sufriría este año una contracción de 1.4 por ciento.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) también estimó en enero que Reino Unido sería este año la única gran economía en recesión, con una contracción prevista del PIB de 0.6 por ciento.
En respuesta a la presión de la inflación que está por encima de 10 por ciento, el gobierno anunció que prolongará tres meses un tope a los precios de la energía para los hogares.
El ministro Hunt añadió que según las previsiones del OBR, la inflación que mina el poder adquisitivo de los británicos, pasará “de 10.7 por ciento del último trimestre del año pasado a 2.9 por ciento de aquí a final de 2023”.
“Frente a la crisis del costo de la vida hemos demostrado nuestros valores al proteger a las familias en dificultades”, sostuvo Hunt en un discurso en el que destacó las ayudas energéticas y también los subsidios a las guarderías.
El gobierno piensa aplicar incentivos fiscales para la creación de guarderías y aumentar las plazas.
“Para muchas mujeres, una pausa en su carrera implica el final”, admitió el ministro.
A la par del discurso de Hunt ante el Parlamento, cientos de funcionarios marcharon hacia el despacho del primer ministro, Rishi Sunak, en Downing Street, en demanda de un ajuste salarial de 10 por ciento por la inflación.