“No nací en ningún barrio, tampoco vengo de una familia acomodada. ¿He sido corrupto? Puede ser que sí, pero estoy tratando de rehacer mi vida. Hay gente que cree que soy un narco, que trabajo como huachicolero y fui el autor intelectual del 5M. Otros piensan que los señalé o abandoné, que tenía la obligación de respaldarlos y dar la cara. No dudo que algún día me pueda pasar algo, pero ya no voy a arriesgar más mi vida”, dice Amílcar Rafael Godínez, líder de la barra Resistencia, grupo de animación que fue señalado por los hechos violentos del 5 de marzo de 2022 en el estadio Corregidora, en Querétaro.
El hombre de la larga melena parece absorto, ensimismado en sus pensamientos. No hay otro asunto que sea más divisivo ni polémi-co entre las autoridades del estado que la reapertura del inmueble, anunciada por la Liga Mx para el domingo 19. Las imágenes dantescas de hace un año con aficionados del Atlas, en un partido que de-jó decenas de heridos, producen un contraste en la candidez que parece sustentar cada frase del barrista. “No me hago la víctima”, asegura el también abogado, lejos de la casa en que nació y de la que, en medio de las redadas policiales, debió irse.
“Fueron cientos las personas que tuvieron que abandonar sus casas, aun cuando se encontraban en otra zona del estadio. Muchas veces adoptamos malos ejemplos, pero la violencia no nace del futbol, es un asunto social. Creemos que la forma de resolver un problema es agarrarnos a chingadazos, porque nos falta educación. En un año no existió ni una sola campaña en Querétaro, ningún foro ni se trajo a algún experto para saber cómo tenemos que atacarlo”, agrega.
Según datos oficiales, las nuevas medidas de seguridad en los estadios han dado como resultado el desalojo de 671 personas por conductas violentas, lo que incluye el proceso de credencialización de los grandes grupos de aficionados. En el caso de la Resistencia, organización fundada por Godínez en 2003 y hoy con un estimado de 4 mil integrantes, el índice de registros es el más bajo.
“Más que una solución, el FanID es un castigo, una amenaza. Dicen que sirve para identificar a una persona que se pelea en un estadio, pero eso es trabajo de la ley, no de la Liga ni de un club de futbol”, analiza el líder barrista, muy seguro de lo que señala. “En cualquier lugar donde hay prohibición, existe clandestinaje. ¿Qué va a pasar? Que los integrantes de la barra van a entrar al estadio. Habrá cientos, miles. La Resistencia va a cantar, va a celebrar aventando cerveza al cielo. Ahora revisarán que no traigamos armas ni droga, habrá perros olfateándonos. Pero el aficionado que quiera pasar un arma al estadio, lo va a hacer”.
Como una especie de vía alterna, Amílcar plantea que el camino con los barristas es el diálogo y la negociación. “No están pactando con el narco”, enfatiza y al mismo tiempo enumera los casos de las 58 personas que fueron detenidas y después puestas en libertad luego de lo sucedido en la casa de Gallos.
“Todos ellos tenían un medio decente para ganarse la vida. Había maestros, meseros, obreros… no eran delincuentes. Ahora muchos quieren volver al estadio a apoyar al equipo. Es una gran mentira que el FanID no sea vulnerable. Puedes falsificar un INE, un comprobante de domicilio y lo mismo un pasaporte. No digo que la medida esté mal, pero que nos digan adónde van nuestros datos”, concluye.
Al no tener registro en el sistema y cargar con varias amenazas en su contra, el barrista piensa dejar por ahora su lugar en las gradas.