La estrategia simulatoria de Claudio X. Gónzalez y banda empresarial que le acompaña ha quedado de manifiesto en la autopostulación videograbada de Gustavo Adolfo de Hoyos Walther como presunto precandidato presidencial “ciudadano”.
De Hoyos ha sido uno más de la larga lista de empleados que los grandes capitales colocan al frente de las cámaras empresariales para cumplir las instrucciones de los jefes verdaderos. Abogado de empresa que el mes pasado cumplió 57 años de edad (nacido en Monterrey, criado en Mexicali), encabeza el bufete De Hoyos Avilés, cuyas “áreas de práctica” son “ley gubernamental, ley de protección de activos, derecho bancario, litigio farmacéutico, confianza y relaciones contractuales, y bienes raíces”, según su página de internet https://bit.ly/3l3H9b6. Ahí mismo describe que “nuestro bufete de abogados representa a personas y empresas mexicanas que hacen negocios en el exterior, así como a extranjeros que invierten o tienen negocios en México” (LinkedIn: https://bit.ly/3ZLY2Wz).
El presunto precandidato “ciudadano” es un ejemplo claro del político profesionalmente dedicado a servir a los intereses de los patrones. Lleva dos décadas ocupando cargos en las cámaras empresariales y como representante de esos intereses en organismos públicos y privados. Fue secretario general de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) de 2013 a 2015 y presidente nacional de 2016 a 2020.
Como político patronal profesional ha sido accionista, más que activista, en las empresas políticas impulsadas por Claudio X. González. Impulsor de Sí por México, el primer paso de alianzas que devino en Va por México. También ha sido parte consultiva de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, otra de las empresas fachadas del claudioequisismo.
Botón de muestra de promesas de político, luego incumplidas: en marzo de 2020 dijo que no sería ni gobernador ni presidente de la República, pues “no me dejo ir con el canto de las sirenas (...) los gobernantes llegan y se van, Coparmex permanece”. Añadió: “Lo digo clara y categóricamente, totalmente conceptuado en el sector empresarial (...) Ya en el pasado me han invitado en múltiples ocasiones para muchas cosas y la verdad y lo que me ha jalado bien es seguir concentrado en lo que es lo mío, que es lo empresarial”. ¿No hay marcha atrás en esa decisión?, preguntaron los periodistas, y De Hoyos respondió: “Es una decisión de vida y en eso estoy concentrado” (portal de noticias de Coparmex Tijuana: https://bit.ly/3mTyE2U).
Las propuestas de arranque de De Hoyos lo describen nítidamente: pretende despojarse de su condición de político patronal profesional para colocarse la careta del “ciudadano” que, al ser “independiente”, vomita a los “políticos” (“los mexicanos estamos hasta la madre de los políticos”, dice, en adaptación cachanilla de la retórica lillytellezca); postula no estar “podrido por el poder”, aunque pretende ubicar tal putrefacción sólo en el poder político partidista o gubernamental y no en el económico, el empresarial, el patronal; ¡obviamente, se pertrecha en la etiqueta de la “sociedad civil”, tan productora de membretes Equis González! y proclama que “ha llegado la hora de los ciudadanos”, sin precisar que en realidad impulsa “la hora de los patrones”.
En una combinación política de Bolsonaro y Bukele, ofrece explorar la instauración de la pena de muerte, cadena perpetua y extradición automática de criminales. Además, en consonancia con su formación de litigante a favor de intereses estadunidenses (a los que denomina de manera colonizada ), se compromete a “un nuevo acuerdo con los americanos; se trata de abrir la frontera sin límites para la inversión”, con más negocios y “chamba” para todos. Y, “desde luego, la cooperación total entre nosotros y los americanos”. Obviamente, habla abiertamente de emular el esquema usado en El Salvador contra la Mara Salvatrucha (https://bit.ly/3ljwOYm). ¡Hasta mañana!
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