Las actrices que fueron coprotagonistas de las aventuras de Blue Demon en el cine nunca conocieron su rostro. En las historias del luchador enmascarado se enamoraban de su valentía y fortaleza. En la vida real, la vedete Rossy Mendoza, compañera de fotonovelas, es una de las afortunadas que al recordar al héroe del ring afirma: “Besaba rico”.
Esta es sólo una de las entrañables anécdotas que atrapan al visitante en la exposición Blue Demon: Ídolo mexicano sin límite de tiempo, que se presenta en el Museo del Estanquillo, organizada para celebrar el centenario del natalicio del Demonio Azul, que se cumplió en 2022.
Son 600 piezas las que conforman la muestra que se preparó en colaboración con Alejandro Muñoz Lomelí, hijo de Blue Demon, quien puso a disposición del curador Aldo Sánchez documentos hemerográficos, programas de mano y fotos, entre otros materiales que devotamente guardó desde 1952 Goyita, la esposa del luchador.
Pero, sobre todo, están presentes piezas de la colección de Carlos Monsiváis para perfilar a Blue Demon como un ícono de la cultura mexicana a través de la mirada del cronista, con su peculiar y certera forma de analizar a los ídolos nacionales, explicó el curador a La Jornada.
La muestra, añadió, “no es una biografía de Blue Demon ni mucho menos una historia de la lucha libre. Por eso la máscara juega un papel muy importante en la exposición y en el libro que estamos preparando.
“Monsiváis no deja de sorprendernos con su colección de unas 150 piezas, que en su mayoría se muestran por primera vez. Hay objetos rarísimos, ya que no sabemos cómo los consiguió, como miniaturas o retratos de los primeros luchadores que llegaron a México, que venían de Bélgica, Francia, Estados Unidos e Italia, así como fotografías de la época de oro de ese deporte, o de la década de los años 20, antes de que se instaurara en 1933 la primera arena. Eso nos habla de un coleccionista conocedor y que apreció también a los grandes fotógrafos deportivos.”
De Maravilla Enmascarada a El Tosco...
Aldo Sánchez detalló que en la exposición dedicada a Blue Demon, siguiendo las reflexiones de Monsiváis, se puede ver que la máscara en la lucha libre “no es una invención mexicana. Los luchadores nacionales se inspiraron en los estadunidenses para adoptarla. Sin embargo, cuando lo hicieron, la máscara adquirió en México dimensiones insospechadas.
“De hecho, el primero que cubrió su rostro, Maravilla Enmascarada, fue un luchador mexicano que castellanizó el nombre de un luchador texano muy popular, Marvel Mask. Aquí vemos esa transformación de las máscaras muy sencillas hechas de piel de puerco, a las máscaras de los años 80, que ya son un elemento para interpretar un personaje, que son más disfraces.
“Monsiváis ubica perfectamente esta idea de la máscara con figuras arquetípicas y todo lo que implica cubrirse el rostro: crear y vivir otra personalidad. Por eso decía que había que tomarse muy en serio a Alejandro Muñoz, quien durante 40 años usó una máscara para dar vida a Blue Demon.”
El atleta se convirtió en toda una celebridad en 1953, cuando ganó el campeonato de peso wélter en la lucha libre. Antes de bautizarse como Blue Demon se le conocía como El Tosco o El Manotas, “y siempre actuó como rudo, pero hacía el bien.
“Blue Demon se convirtió en protagonista de historietas, fotonovelas, en galán, ídolo y superhéroe del cine, todo alrededor de una incógnita que nunca se reveló. Pero cuando se retiró, continuó siendo un héroe en la vida real, porque abrió varios gimnasios en colonias populares, donde entrenó a las jóvenes promesas de la lucha libre; por supuesto, eso no lo iba a hacer rico, porque la lucha libre es un deporte que se practica exclusivamente por la pasión, en comparación con otros que tienen que ver más con una ambición económica.
“Blue Demon era filántropo, con gran generosidad, visitaba iglesias, escuelas de educación especial, peleaba por el medio ambiente, apoyaba campañas contra las drogas. En todo ello radica la trascendencia de su figura, y también en el hecho de que es un personaje de origen humilde, moreno, que a fuerza de trabajo logró convertirse en campeón y en esta importante figura popular.
“A diferencia de Santo, que fue un poco intocable, Blue Demon tuvo una gran cercanía con su público, al que se entregó de manera genuina. Blue Demon fue y continúa siendo parte del pueblo”, concluyó el curador.
La exposición Blue Demon: Ídolo mexicano sin límite de tiempo en el Museo del Estanquillo (Isabel La Católica 26, Centro Histórico) concluye en abril.