Apartarse de la realidad para crear una sensación de fortaleza, que no parte del trabajo en con-junto, es uno de los problemas que nos muestra de todas formas que Morena –porque así fue diseñado o porque no ha podido crecer– sigue siendo un movimiento político con los días contados.
Hoy ese partido está desmembrado. Desde alguno de los sótanos del edificio principal del Zócalo se “robalea”, es decir, se juega en dos aguas en eso de la sucesión en esta capital y no se logran consensos ni la unidad que requiere la CDMX para seguir en el tono que ha impreso la actual administración.
Y lo peor, aunque esas voces invocan o hacen suponer que interpretan los deseos más caros de quienes tienen las más altas responsabilidades de gobierno, nadie o muy pocos las escuchan porque no reconocen en ellas la voz que hasta ahora han seguido.
El efecto de esa situación dio como resultado, por el momento, que algunos grupos hayan tomado un camino diferente al que se dice, del supremo deseo, y otros se mantengan al margen en espera de señales más claras para no perder la idea de hacer justicia para todos.
Por lo pronto, no hay cohesión ni un liderazgo que ponga en conocimiento de la militancia lo bueno de algunos o algunas que buscan la jefatura de Gobierno y se opta por los intereses de grupo, como ya sucedió en experiencias anteriores.
Mario Delgado ha sido llamado al rescate de su partido en la ciudad, pero las tribus, hoy en plena guerra, poco o ningún caso hacen a las recomendaciones de su líder. Tal vez el combate más encarnizado esté entre tres personas con pocas posibilidades, pero con mucha pólvora por gastar. Nos referimos a Clara Brugada, Ariadna Montiel y al único varón en competencia, Martí Batres.
Para ellas y para él, Delgado no existe, como no existieron en su momento Tomás Pliego ni ahora Sebastián Ramírez. Cada uno cuenta a sus seguidores la historia de la 4T como mejor les conviene y usan, desde luego, los logros de la Presidencia de la República y de la jefatura de Gobierno para llevar agua a sus molinos.
Hay, desde luego, otros frentes más mesurados los cuales esperan que con el andar de la carreta se acomoden las calabazas, pero lo más importante es que desde ya se fijen reglas claras de competencia, porque negar el fragor de la batalla en estos momentos podría hacer más hondas las fractura que ya tiene Morena, y que si bien no tiene oposición, la autodestrucción siempre es una alternativa que podría hacer cambiar el panorama político de la ciudad.
De cualquier manera, Mario Delgado debe exigir, antes que nada, que quienes tienen metidas las manos en esta competencia dejen de mecer la cuna, de otra forma nadie hará caso a las ideas que vierta el presidente del partido y rumbo a 2024 el deterioro será decisivo. Hay demasiado en juego como para atender caprichos malsanos.
De pasadita
Primero: muy acertada la decisión de castigar al restaurante Sonora Grill por aquella denuncia de discriminación que parecía haber quedado en la impunidad, pero más que las sanciones de tipo legal será la gente quien dicte sentencia sobre el lugar panista.
Segundo: Gracias a don Raúl Rodríguez que nos escribió desde la alcaldía Tlalpan para darnos su opinión acerca de lo que sucede en el INE y sí, estamos en total acuerdo. A don Alejandro Espejo, mi gratitud por sus ideas. Las mujeres de negro no gozan de libertades, sino de impunidad, y a la señora Sara Angélica Álvarez también nuestro saludo, quiero decirle que sí, que la actitud de la secretaria de Bienestar fue notoria en la mañanera y que los resultados se verán dentro de muy poco.
A las demás personas que nos hacen el favor de distraer su tiempo en dirigirse a Ciudad Perdida, nuestro profundo agradecimiento.