Ya me urgía presentar a ustedes la nueva, la inaugural sección de la columneta a la que denominaremos “numeralia”, expresión latina que significa “conjunto de datos estadísticos”. Estudio de los números, las cosas y conceptos. También, “difusión, de manera clara y sencilla, de información básica”.
Desde mi adolescencia, me costó trabajo, en mis precarias pláticas, relatos y descripciones dimensionar lo que deseaba comunicar. No sabía diferenciar cuánto era tanto y cuánto tantito. Siempre me costaba trabajo darle a la palabra “madre” un significado preciso, pues me confundían los empleos abiertamente contradictorios que a ese (venerable) vocablo se otorgaban, como para describir lo peor (o pior, superlativo), por ejemplo: “este libro, película o mole verde está del carajo, ¡vale madres!” (en plural, más superlativo). O para adjetivar lo mejor: “esta carrocería, pachanga, etcétera, está ¡de poca madre!” Aunque la “madre” fuera calificada en singular, se entendía que era lo máximo alcanzable. Se comprenderá que, ante esta dialéctica utilización del sagrado sustantivo, no queda otro recurso que acudir al probado sistema de usos y costumbres.
Más adelante, para hacerme entender mejor, se me ocurrió aprovechar los conocimientos que la gente ha venido acumulando sobre los más diversos aspectos de su vida y, por medio de referencias a ellos (con sus semejanzas o diferencias), provocar comparaciones (los estudiosos llaman marcos de referencia), que permitan una mejor aproximación a la realidad que se pretende trasmitir. Así, toda persona podrá, con mayor claridad y certeza, entender o imaginar aquello que se le intenta comunicar.
Un ejemplo cercano está en la manifestación celebrada el domingo 26 del pasado mes de febrero bajo la consigna de que “al INE no se le toca”. Sobre el número de manifestantes surgieron de inmediato los cálculos más aventurados y, por supuesto, contradictorios. Tan fácil que sería conocer la realidad con la ayuda de un dron 8K GPS 5 ghz de control remoto y cámara profesional. Por estos días hay una gran oferta de software, casi nuevo. Menos de un sexenio de uso en el Grupo NSO, empresa israelí que además ofrece trato preferencial a quien presente una constancia que acredite su solvencia económica y, sobre todo su discreción “omertiana”. Ésta será tomada muy en cuenta, sobre todo si la dirección del remitente es un recinto público, como el Centro de Detención Metropolitana de Brooklyn, New York.
Como siempre, el espacio es una guillotina para quien no sabe calcular caracteres y espacios; se queda corto o, lo más usual, colgando de la brocha. Paso a presentarles síntesis de algunas noticias que he captado en la prensa o la televisión. De dos cosas pueden estar seguros: las transcripciones serán fieles y los créditos siempre respetados. Si les parezco obsesivo compulsivo, tienen razón. Me trastorna que estos datos no subleven, no causen una pandemia colectiva de irritación y muevan a múltiples acciones de la misma dimensión que las ofensivas proferidas. Paso por un puesto de periódicos, estoy en un consultorio o en la peluquería y los clientes o pacientes toman el diario, ven en la portada cifras alarmantes y automáticamente buscan las secciones deportivas, de sociales, políticas o de policía. Vaya este modesto intento por zangolotear a los amigos y, tomando en cuenta el Día Internacional de la Mujer, centremos en ellas nuestros comentarios.
Tercera llamada, tercera (minuto para el argot teatral). ¡Comenzamos! La PEA es la abreviatura de la población económicamente activa. Las mujeres representan dentro de ella 41 por ciento; sin embargo, en el total del desempleo, son 61 por ciento, lo que representa 4.5 millones sin trabajo. Todo lo anterior es información reporteada y publicada el 4 del presente por Carolina Gómez Mena.
Jared Laureles, reportero y Lilia Aguilar Gil, presidenta de la Comisión de Vivienda, de la Cámara de Diputados, nos explicarán por qué las mujeres tardan más de 10 años en obtener un crédito hipotecario y tantas cuestiones pendientes más, que la columneta podría convertirse en la bocina feminista pero no. Recuérdese que ofrecimos también algunas anécdotas que inmiscuyen a personeros que las hacen conversables.