Palestina del Este es un poblado en el estado de Ohio que colinda con el de Pennsylvania, en Estados Unidos. Su población mayoritariamente profesa los ideales del Partido Republicano, y en consecuencia, buena parte de sus habitantes votó por candidatos de ese partido. Están convencidos de que es el que protege sus intereses y debe gobernar, no sólo en ese poblado sino en el estado y en la nación.
Desafortunadamente para sus habitantes el mes pasado ocurrió un suceso que debería hacerlos recapacitar, o cuando menos dudar de sus convicciones. Se descarriló un tren, propiedad de la compañía North Folk Southern, en cuyos vagones se transportaban líquidos altamente inflamables y contaminantes, derramando su contenido en una amplia extensión de tierras. En previsión de sus efectos miles de los pobladores de la zona fueron desalojados. De inmediato circularon rumores, muchos de ellos exagerados, sobre la gravedad del descarrilamiento en redes sociales y en algunos medios televisados como Fox News, para variar.
Los habitantes de ese poblado acusaron al gobierno federal, incluido el secretario de Transportes, por la falta de medidas para evitar esos accidentes. Como era de esperarse, las acusaciones fueron secundadas por un puñado de legisladores del Partido Republicano quienes también criticaron duramente al gobierno demócrata de Biden. (Ap, 2/02/23 y USA Today, 16/02/23)
Lo que no dijeron los legisladores republicanos y los habitantes de Palestina, es que la compañía North Folk Southern, ha sido negligente en aplicar las normas que el departamento de transportación y la Agencia de Protección Ambiental han establecido. Lo que es más trascendente aún es que el lobby de las compañías del sector de transportes, en connivencia con legisladores del Partido Republicano, han hecho lo imposible para evitar que se formulen regulaciones más estrictas que eviten accidentes como el ocurrido en Palestina.
Tampoco mencionaron que dos representantes demócratas elaboraron una propuesta de ley que apunta a prevenir esos accidentes, pero al parecer fue a parar al limbo en la Cámara que hoy controlan los republicanos. ( New York Times, 6/03/23)
En este contexto de acusaciones, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos informó que la compañía North Folk Southern, cuyas ganancias fueron de 12.7 billones de dólares sólo en el último año, ha violado sistemáticamente las normas de seguridad establecidas por el Departamento de Transportes y el del Trabajo, entre ellas el usar trenes integrados con 200 vagones, cuando la norma es de 150 como máximo, o en el colmo de la imprevisión, la frecuencia con la que sólo una persona es la responsable de conducir trenes de ese tamaño.
Ahora se sabe que en las últimas semanas han ocurrido al menos tres incidentes en la industria aeronáutica en los que estuvieron envueltos aeronaves de importantes líneas comerciales de Estados Unidos, debido precisamente al impedimento para establecer normas más estrictas de seguridad en los vuelos de naves medianas y pequeñas.
Es sólo un ejemplo de la forma en que las regulaciones que se debieran aplicar en el comercio, la industria, los servicios y las finanzas son saboteadas por las corporaciones que integran esos sectores; cuando se intenta legislar para establecer normas más estrictas a sus actividades se oponen con el concurso de legisladores a su servicio.
Es la tragedia y contradicción en una nación en la que el libre mercado ha dado paso a un libertinaje que ha ocasionado grandes daños a la sociedad en general y al propio sistema que se supone debería proteger.
En el caso de Palestina, como ha sucedido una y otra vez, después del niño ahogado se pide a gritos que se cierre el pozo. Pero en último caso son esos mismos gritones los que hacen posible que el pozo continúe abierto y los conservadores, invariablemente, encuentran en los gobiernos liberales al chivo expiatorio.
Parafraseando lo descrito por Dante: es un infierno en el que sus círculos concéntricos aterrizan en la acusación de los otros.