San Cristóbal De Las Casas, Chis. La maestra Amparo Coello Eboli se hizo educadora “por casualidad” a los 18 años y a la postre terminó por fundar 68 jardines de niños en diferentes municipios chiapanecos, durante 34 años de trabajo.
A la edad de 29 enviudó con cuatro hijos, por lo que además de dar clases en el kínder se dedicó a vender bienes raíces y seguros.
En entrevista, contó que se hizo maestra porque “era mi destino. Fue de casualidad que llegué al magisterio, ni lo estaba yo pensando, pero fue mi pasión”.
“Tuve un novio que era de Tuxtla Gutiérrez, su madre era la jefa de prescolar en Chiapas y quería que yo me casara con su hijo, pero tenía 18 años y trabajaba en un banco. Había estudiado la secundaria. Un día llegué a mi casa y me encontré con un documento. Era mi nombramiento de educadora”.
Trabajó en el jardín de niños Rosaura Zapata, el más antiguo de Chiapas, ubicado en el sur de San Cristóbal. “Lo fundó mi tía Ana Eboli Paniagua y le puso Rosaura Zapata porque estudió junto con ella y con Estefanía Castañeda, las primeras educadoras a nivel nacional”.
La maestra Amparo, de 86 años, narró los detalles de esa época. “Cuando empecé el primer día no sabía nada de prescolar; pero vieras cómo me gustó.
“Mi tía Ana Eboli, fundadora del primer jardín de niños me enseñó lo esencial. Era yo un pez en el agua. Ahí descubrí mi vocación. En ese tiempo se fundó la Normal Manuel Larráinzar y la primera que se fue a apuntar fui yo para estudiar la carrera, ya casada y con tres hijas, de las 5 a 11 de la noche y en la mañana trabajaba”.
Laboró como profesora de grupo de 1956 a 1970, luego ascendió a supervisora y después a jefa de sector. “Estaba yo muy contenta porque iba personalmente a las comunidades y ejidos a promover la creación de jardines de niños.
Caminé y monté a caballo. En San Cristóbal sólo había un parvulario, el Rosaura Zapata, y dejé nueve hechos y derechos con puros nombres de profesoras antiguas reconocidas, como María L. Zenteno y María Suárez de Velasco, madre del doctor Manuel Velasco Suárez, por ejemplo”.
–¿Alguno lleva su nombre, maestra? –No se puede. Hasta que uno se muere. Están esperando a que me petatee. ¡Ja, ja!. Si alguna educadora se acuerda de mí, tal vez le pongan mi nombre, si no, ya no me interesa.
Hija de Carmen Eboli, maestra de música (tocaba piano), y de Guillermo Coello Carrascosa, militar, la maestra Amparo contrajo matrimonio a los 19 años con el abogado Renato López Sánchez.
“Su vida fue muy triste, fue agente del Ministerio Público y luego juez en Venustiano Carranza. Metía orden y no permitía que le dieran un centavo. Se preocupaba por los presos”.
Pero “el 5 de julio de 1966 lo mataron a quemarropa a las 8 de la noche en el parque de Venustiano Carranza. Lo ultimó un defensor de oficio”. Y mencionó que no se volvió a casar.
En la década de los 70, junto con otras personas fundó la delegación de la Cruz Roja. Una vez que se jubiló en 1990, entró a la agrupación Ángeles de Amor y también ayudó a niños minusválidos.