Tiflis. El Parlamento de Georgia votó ayer a favor de abandonar el controvertido proyecto de ley de agentes extranjeros, luego de las masivas protestas en contra de esta iniciativa por considerar que podría reprimir la disidencia, obstaculizar la libertad de prensa y estar sujeta a la influencia de Rusia.
Un total de “35 diputados votaron en contra, uno a favor. La reunión está cerrada”, dijo el presidente del Legislativo, Shalva Papuashvili, durante una sesión, que se transmitió en vivo por cadenas de televisión nacionales.
El pasado día 7, el Congreso de Georgia aprobó un proyecto de ley que obligaba a registrarse como “agentes de influencia extranjera” a las organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y demás entidades que reciben al menos 20 por ciento de sus fondos desde el exterior.
La iniciativa provocó protestas multitudinarias, las cuales dejaron decenas de heridos y al menos 133 detenidos desde el pasado martes.
Ante esta movilización, de marcado carácter proeuropeo, el gobierno de Tiflis reprimió primero las manifestaciones, pero el jueves anunció el abandono del proyecto de ley de “influencia extranjera”, que ayer fue revocado por el Parlamento georgiano tras haber sido aprobado en primera lectura.
Cientos de opositores se congregaron de nuevo ayer ante el Parlamento en un ambiente festivo bajo el lema “Somos Europa” y “victoria”. El ex presidente del país, Mijaíl Saakashvili, encarcelado desde finales de 2021, celebró la “resistencia” de los manifestantes ante la “fuerza brutal que se usa contra ellos”.
Decenas de miles de georgianos temen que su gobierno se aleje del objetivo de unirse a la Unión Europea (UE), y en lugar de eso se acerque a Rusia y adopte un giro autoritario. El país, de 4 millones de habitantes, sigue marcado por la breve guerra librada y perdida contra Rusia en agosto de 2008.
Rusia apadrina dos regiones separatistas en Georgia, Abjasia y Osetia del Sur, cuya independencia reconoció tras la guerra de 2008.
Ayer, el gobierno ruso acusó a los países occidentales, entre ellos Estados Unidos, de estar detrás de las protestas en Tiflis, las cuales calificó de intento golpista.
El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, trazó un paralelo con la revuelta ucrania de 2014, de Maidán, que Moscú considera un golpe de Estado orquestado por Occidente.
“Esto se parece mucho a Maidán en Kiev”, expuso Lavrov en la televisión de su país.
Para Lavrov el proyecto de ley georgiano sobre los “agentes del extranjero” ha sido sólo un “pretexto para lanzar un intento de cambio de régimen por la fuerza”.
Según Peskov, el hecho de que hablara desde Estados Unidos es una señal de que “la mano visible de alguien está tratando de provocar un sentimiento antirruso” en Georgia.
“Estamos siguiendo esto con mucha atención y con gran preocupación”, agregó Peskov.
En este contexto, el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó su preocupación por la situación en Georgia y llamó al país a encontrar un camino hacia la reconciliación de los intereses.