Kiev. El jefe del grupo paramilitar ruso Wagner, Yevgueni Prigozhin, aseguró ayer que sus tropas tomaron “toda la parte oriental” de la ciudad de Bakhmut, donde fue abatido el comandante del batallón más joven del ejército ucranio, Dmytro Kotsyubaylo, líder de un grupo al que Moscú ha acusado de tener vínculos neonazis y fascistas.
Jens Stoltenberg, secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), confirmó que el este de Bakhmut está bajo control ruso.
Pese al enorme apoyo militar de Estados Unidos y sus aliados, los rusos parecen controlar el acceso a la ciudad por el norte, el sur y el este, lo que deja a los ucranios una sola vía de salida por el oeste. Por ello, desde hace semanas se especula sobre una retirada táctica de las tropas ucranias.
“Las unidades de Wagner tomaron la parte oriental de Bakhmut, todo lo que está al este del río Bakhmutka”, afirmó Prigozhin, en una grabación divulgada por su servicio de prensa.
El presidente ucranio, Volodymir Zelensky, negó cualquier intención de ceder terreno e incluso ordenó el envío de refuerzos el martes. En declaraciones a la cadena de noticias CNN, el mandatario explicó que tras la caída de Bakhmut, los rusos “podrían ir más lejos: a Kramatorsk, a Sloviansk..., el camino estaría libre para ellos hacia otras ciudades de Ucrania”.
La ciudad podría caer en los próximos días: OTAN
Stoltenberg, a su vez, dijo que no podía “descartar que Bakhmut caiga finalmente en los próximos días”. Agregó: “esto no es necesariamente ningún punto de inflexión en la guerra, pero subraya que no podemos subestimar a Rusia y debemos seguir apoyando a Ucrania”.
El diario británico The Independent informó que Kotsyubaylo, también conocido como Da Vinci, quien con 27 años era el comandante más joven del ejército ucranio, murió en la batalla de Bakhmut en un bombardeo cerca del Donbás. El diario indicó que el comandante era líder del grupo Sector Derecho, considerado fascista por Moscú y proscrito por el Kremlin.
Mientras, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, advirtió ayer de la “importancia crítica” que tiene que Ucrania y Rusia aprueben una nueva prórroga del acuerdo para exportar cereales a través del mar Negro, herramienta clave para garantizar la seguridad alimentaria a nivel mundial.
Guterres, de visita en Kiev, recordó que la iniciativa pactada en julio de 2022 ha permitido hasta el momento la exportación de 23 millones de toneladas de grano, lo que favorece la reducción de precios a escala internacional y garantiza el suministro, sobre todo en algunas de las zonas más pobres del planeta.
“Las exportaciones son esenciales”, subrayó, tras reunirse con Zelensky, en la tercera visita de Guterres a Ucrania desde el comienzo de la ofensiva rusa, en febrero del año pasado.
Hasta que haya una “paz justa”, Guterres ha abogado por “mitigar el impacto” del conflicto, lo que implica atender a la población civil y garantizar la seguridad de infraestructuras e instalaciones estratégicas, como las nucleares, por lo que, aseveró, es “vital” proteger la central de Zaporiyia, la más grande de Europa.