Santiago. La Cámara de Diputados de Chile, con el voto en bloque de toda la derecha y sectores centristas, rechazó un proyecto de reforma tributaria que, mediante la subida de impuestos a los más ricos, pretendía recaudar 6 mil millones de dólares (6 puntos del PIB) para financiar planes sociales, como el alza al equivalente a unos 310 dólares (cinco mil 900 pesos mexicanos) de la Pensión Básica Asistencial o miles de cirugías de urgencia que llevan años en espera.

El proyecto recibió 73 votos a favor, 71 en contra y tres abstenciones que resultaron decisivas, porque requería de la mitad más uno de los 147 parlamentarios presentes en Sala para pasar al debate artículo por artículo.

Se trata de un golpe tremendo a las reformas prometidas por el presidente Gabriel Boric, porque al rechazarse en general la "idea de legislar", implica que debe transcurrir un año para reingresar la reforma. Otra opción es insistir ahora en el Senado, donde necesitaría apoyo de 33 de los 50 legisladores para avanzar, una cifra que el oficialismo no posee ni de cerca.

Es tan grave la derrota gubernamental, que el habitualmente muy técnico y ponderado ministro de Hacienda, Mario Marcel, y que disfruta del reconocimiento del gran empresariado, no se guardó nada al comentar lo sucedido, sino que entró con todo al terreno político.

“Lo que hemos tenido en esta votación es que la ideología se impuso sobre el pragmatismo, la ideología se impuso sobre el diálogo", sentenció.

"El Ejecutivo presentó cerca de 90 indicaciones (modificaciones), participó en la tramitación durante ocho meses y antecedió a eso un diálogo con la ciudadanía. Por lo tanto, quienes simplemente se ampararon en eslóganes, en ideología, son los que hoy, desgraciadamente, se han impuesto”, machacó.

Disparó también contra quienes se declaran centristas pero que votaron en contra de gravar el patrimonio de las grandes fortunas del país, diciendo que "han quedado subsumidos en la votación de la derecha política”.

La reforma financiaría planes específicos en beneficio de las mujeres (venta de anticonceptivos a bajo costo, creación de salas cuna y mil cirugías de incontinencia urinaria, anunciados en el Día Internacional de la Mujer); establecía un crédito tributario para ciertos gastos de la clase media y prolongaba una menor tasa de renta para las pequeñas y medianas empresas (PYME), que ahora será derogada.

Dos tercios del proyecto fortalecían a la administración tributaria en el combate de la evasión y elusión, que en el impuesto a la renta a las empresas se estima del 40%; y en los impuestos de consumo en torno al 23 por ciento.

“Van a celebrar quienes evadan impuestos y quienes asesoran para eludir impuestos, porque van a tener por lo menos un año completo más, para poder seguir usando los mismos mecanismos de elusión tributaria”, afirmó.

No se quedó ahí, sino que machacó a pudientes y poderosos: “Vamos a tener también una celebración de los grandes capitales, que ya no van a estar afectos al impuesto al patrimonio. Seguramente van a celebrar también los lobistas que hasta el último minuto en la tramitación estuvieron enviando comunicaciones a los parlamentarios”.

El proyecto contenía también unas 10 medidas para favorecer la inversión, la productividad, establecía la depreciación semi instantánea de activos, así como un fondo de créditos tributarios para proyectos de alto impacto, y un régimen para incentivar la inversión en investigación y desarrollo.