Malibú. Luis Moreno Ocampo tenía 32 años y ninguna experiencia litigando cuando se hizo uno de los fiscales del juicio a los comandantes militares de la última dictadura argentina, un momento histórico retratado en Argentina, 1985, que busca llevarse un Óscar el domingo.
El joven abogado tenía claro entonces que debía convencer no sólo a los jueces, sino también a la opinión pública de su país. Asegura que el filme, dirigido por Santiago Mitre y protagonizado por Ricardo Darín, uno de los cinco candidatos al premio de la Academia a la mejor película internacional, también lo está haciendo.
“Tienes que ganar tu caso en la corte, pero luego viene una batalla por la memoria”, señaló a Afp Moreno Ocampo, ahora de 70 años, en una entrevista en Malibú, California, donde vive actualmente.
“Gané la lucha por el entendimiento en 1985. Pero ahora, Santiago Mitre y Ricardo Darín están ganando la batalla por la memoria en 2023. Eso es único”, agregó.
La cinta relata cómo el fiscal Julio Strassera (Darín), y su adjunto Moreno Ocampo (Peter Lanzani), encabezan la acusación contra los nueve jerarcas militares en el poder entre 1976 y 1983, sólo dos años después del retorno a la democracia, en un ambiente de gran tensión tras la brutal dictadura.
“Mi madre estaba en mi contra”, contó Moreno Ocampo, de familia de tradición militar. “¡Mi madre iba a misa con el dictador Jorge Videla!”
Sin embargo, como revela una de las escenas más dolorosas de la película, un desgarrador testimonio, el de una mujer obligada por sus captores a parir esposada en el asiento trasero de una patrulla, la hizo cambiar de opinión.
“Al día siguiente mi madre me llamó (...) Me dijo: ‘Sigo queriendo al general Videla, pero tienes razón, debe ir a la cárcel’”, recordó Moreno Ocampo.
Esto llenó de optimismo al entonces fiscal adjunto que, con Strassera y un equipo de jóvenes inexpertos armaron un caso que derivó en las condenas de seis de los militares, incluido Videla, hito para una Latinoamérica marcada en esos años por atroces dictaduras.
Campos de detención, tortura y exterminio
Argentina, 1985 muestra cómo el régimen militar estableció campos de detención, tortura y exterminio, arrojó personas vivas al mar desde aviones, y detuvo indefinidamente a otras. Unos 30 mil argentinos desaparecieron, según organismos de derechos humanos, y cientos de bebés nacidos en cautiverio fueron entregados a otras familias, incluyendo las de militares.
“En mi país, mi ejército trató a los ciudadanos argentinos como enemigos”, agregó Moreno Ocampo. “Tú no puedes tratar a ciudadanos como enemigos”.
Ex primer fiscal de la Corte Penal Internacional (2003-2012), el jurista destaca la recepción positiva que la película ha tenido en países como España y Brasil, que también atravesaron dictaduras militares que no enfrentaron a los tribunales.
“En su transición de la dictadura a la democracia, ellos no investigaron el pasado”, añadió. El juicio a la Junta en Argentina “transformó la perspectiva del país (...) Ese proceso faltó en Brasil, donde temían que los militares pudieran involucrarse en un golpe en el futuro próximo”.
Según Moreno Ocampo, “los militares no son el problema, porque siguen órdenes. Son las élites, si apoyan un golpe de Estado, tienes un problema.
“Eso es algo que en Brasil e incluso en Estados Unidos no entienden”, sostuvo, refiriéndose al asalto de 2021 al Capitolio estadunidense en los últimos días de la presidencia de Donald Trump.
“Para mí, es impresionante cómo los miembros del Congreso (en Washington) aún hoy día apoyan (lo ocurrido) el 6 de enero. Ése es el riesgo, que la élite apoye esas actividades antidemocráticas”, subrayó.
Argentina ya ganó dos premios Óscar a la mejor película internacional, ambos por filmes que abordaron los años del terror militar: La historia oficial, en 1986, y El secreto de sus ojos, en 2010.
Fanático del futbol, Moreno Ocampo espera que el país conquiste ahora su tercera estatuilla en Hollywood, igual que la albiceleste selló su triplete en la Copa del Mundo el año pasado.
También confía en que la cinta de Mitre, que dedica buena parte a mostrar el trabajo de los jóvenes que ayudaron a los fiscales, haga que la historia llegue a las nuevas generaciones.
“Mi hijo de 23 años no tenía idea de lo que había ocurrido, y ahora está aprendiendo”, precisó Moreno Ocampo, padre de cuatro.
“Esta película es sobre el riesgo de (perder) la democracia, pero también acerca del poder de la juventud: cómo es la que cambia el mundo y cómo hay que continuar batallando por la justicia, que es un trabajo sin fin”, concluyó.