Cuando ves mujeres con mascadas, gorras o pelucas, no tienes que preguntarles nada. Tienen cáncer, y por sus rostros tristes y marchitos es evidente que no la pasan bien. “Se te va la alegría, no tienes interés por nada. Yo dejé de maquillarme, ¿ya para qué?”, comentó Caritina, de 64 años, quien desde noviembre pasado lucha contra el tumor que tiene en el seno.
Lleva dos sesiones de quimioterapia y le faltan seis. Ya se le cayó el pelo, y sus cejas y pestañas están por irse. Así llegó ayer al Centro de Apoyo para la Atención Integral del Instituto Nacional de Cancerología (Incan), donde participó con otras 14 pacientes en un curso de maquillaje.
Además del tratamiento médico y el seguimiento a sus condiciones de salud general, las autoridades del Incan colaboran con organizaciones civiles y el sector privado para acompañar a las mujeres en otros ámbitos, a fin de motivarlas para que el cáncer no se convierta en el obstáculo para que ellas se sientan bien, atractivas, seguras y felices.
La Cámara Nacional de la Industria de Productos Cosméticos (Canipec) patrocinó esta actividad con motivo del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo). Aunque esta vez coincidió, esta labor de responsabilidad social se lleva a cabo desde hace 10 años en México. En ese tiempo han participado más de 3 mil mujeres, explicó Giselle Segovia, directora del programa Luzca Bien… Siéntase Mejor.
Las pacientes se acomodaron en dos mesas; cada una recibió un estuche con cremas, cosméticos y una mascada. “Qué bueno que fue hoy, porque los días pasados estaba en depresión”, comentó Karla Jennifer, de 29 años y un cáncer de mama que la sorprendió el año pasado.
Un ginecólogo le quitó unas “bolitas de grasa” que resultaron ser un tumor maligno.
La joven ya es mamá de un niño de 11 años, y luego de 13 sesiones de quimioterapia afirma que con excepción de las náuseas –que le duran tres días después de cada aplicación– está bien, le da hambre. Pero “duele más lo emocional que lo físico”. Se le cayó el cabello y no tiene cejas ni pestañas. “Trato de maquillarme y quería tomar un curso”, comentó.
Las participantes siguieron las instrucciones para usar los diferentes productos donados por las empresas afiliadas a la Canipec. Primero la limpieza facial, la hidratación, el protector solar y enseguida el maquillaje.
Para algunas fue una tarea fácil porque lo practican a diario, pero en el taller algunas se dieron cuenta de que “lo habían hecho mal” o con una técnica que no sacaba provecho de los cosméticos. Todas aprendieron algo nuevo a lo largo de casi dos horas, en las cuales conversaron entre ellas, se rieron, ayudaron y aconsejaron sobre lo que estaban haciendo.
Se olvidaron de todo para concentrarse en ellas y la transformación fue mágica. Salieron radiantes y seguras: “Vamos a seguir y a vencer al cáncer”.