La digitalización es uno de los cambios más profundos que conforman el siglo XXI. Las tecnologías digitales están transformando las sociedades, permitiendo grandes avances para mejorar las vidas de las mujeres y las niñas; sin embargo, también da lugar a nuevos desafíos que pueden perpetuar y profundizar las desigualdades de género.
La brecha digital de género, es decir, la disparidad entre mujeres y hombres en relación con la adopción digital y las oportunidades de acceso, uso y beneficio del mundo digital, se ha convertido en uno de los problemas más urgentes que debemos abordar como sociedad.
A medida que la tecnología avanza a pasos agigantados, es cada vez más evidente que las mujeres están siendo dejadas atrás. La brecha digital no es sólo una cuestión de acceso a la tecnología, sino también de habilidades y oportunidades.
A escala global, los hombres tienen 25 por ciento más probabilidad de contar con los conocimientos y habilidades para usar la tecnología que las mujeres. Y en América Latina, 40 por ciento de las mujeres no están conectadas o no pueden costear el contar con Internet, estamos hablando de más de 89 millones de mujeres.
La pandemia de covid-19 ha puesto de relieve la importancia de la tecnología en nuestras vidas diarias. Sin embargo, muchas mujeres carecen del acceso y de las habilidades digitales necesarias para aprovechar los beneficios de la digitalización. Como resultado, corren el riesgo de quedarse atrás y perder oportunidades de educación, trabajo y desarrollo profesional.
En México, 59 por ciento de las mujeres no utilizan ya sea dentro o fuera de casa alguna computadora, laptop o tableta, aumentando hasta 77 por ciento en zonas rurales esta falta de acceso a dispositivos; y 63 por ciento de las mujeres que no usan Internet reportan que la principal razón es porque no saben usarlo, es decir, las mujeres se encuentran en una situación semejante a lo que hace 30 años les hubiera significado no saber leer y escribir. Reconocemos los esfuerzos del gobierno mexicano por medio del programa prioritario, Internet para Todos, pero este tipo de iniciativas podrían ser aún más efectivas si se integran acciones que atiendan específicamente las barreras que enfrentan las mujeres y las niñas.
La falta de infraestructura, recursos y la discriminación de género son sólo algunas de las barreras que impiden a las mujeres participar plenamente en la economía digital. Por tal motivo, la brecha digital de género es un problema que no podemos permitirnos ignorar.
La tecnología está transformando el mundo y las mujeres tienen derecho a ser parte de esa transformación. Si queremos construir un mundo digital justo y equitativo, debemos impulsar la igualdad de género en la educación, la tecnología y la innovación. Por ejemplo, para 2030, en América Latina, se prevé la creación de 22.5 millones de empleos en industrias que buscan reducir sus emisiones de carbono (agricultura, producción alimentaria sostenible, energías limpias). No obstante, sólo 20 por ciento de estos nuevos empleos son en sectores económicos dominados por las mujeres.
Además, los esfuerzos para cerrar la brecha de género deben conciliar los déficits en el acceso, uso y desarrollo de la tecnología. Por ejemplo, en 2021, ONU Mujeres y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe propusieron desarrollar una “canasta básica digital” como una de las estrategias para cerrar la brecha digital de género, que incluyera: un teléfono móvil, tableta y facilidades para comprar datos, la cual se entregaría a mujeres sin acceso a la tecnología y las redes. Asimismo, el impulsar el desarrollo de la tecnología con enfoque de género y derechos humanos puede desencadenar la innovación en el acceso a servicios que hasta el momento no hemos conocido.
Esto significa generar conciencia en la sociedad para priorizar la inclusión y educación digital de las mujeres y las niñas en su diversidad, incorporando su mirada en las políticas, programas y estrategias de digitalización; impulsando la producción, análisis y uso de datos y estadísticas para la igualdad de género en el cambio tecnológico; aumentando el financiamiento público y privado; estableciendo marcos regulatorios con perspectiva de género, y garantizando la transparencia y la rendición de cuentas en el desarrollo y uso de la tecnología, así como reconocer, prevenir y eliminar las formas de violencia contra las mujeres en el espacio digital.
La participación plena de las mujeres y las niñas en el mundo digital es esencial para el desarrollo sostenible y la prosperidad global. Debemos trabajar desde todos los sectores para generar un cambio profundo en el cual las mujeres y las niñas puedan aprovechar los beneficios de la transformación digital.
* Representante de ONU Mujeres en México