Cuernavaca, Mor., Melani Fernanda Trejo García fue asesinada el 6 de agosto de 2022 en el municipio de Huitzilac; su ex pareja, Ernesto Ibarra Torres, presunto responsable del feminicidio, no ha sido detenido pese a que existe una orden de aprehensión en su contra y continúa con sus actividades normales, dio a conocer la familia de la joven.
Aunque sus parientes proporcionaron toda la información necesaria para capturar al presunto feminicida, la Fiscalía General del Estado (FGE) no ha avanzado en la investigación; incluso empleados de la institución alegan que el sujeto “es poderoso” y encabeza una banda de talamontes en ese municipio.
El día del crimen, Melani, entonces de 27 años, acudió a una fiesta con sus amigos. Hacía semanas que había terminado con Ernesto, pero él la esperó fuera de su casa, en Tres Marías.
Como a las cinco de la madrugada ella llegó con su amigo Cristofer. Ernesto le dio dos tiros a él y seis a la joven, recordó José Ángel Trejo Morales, padre de la víctima.
Trejo Morales mencionó que trabajadores de la FGE que levantaron el cuerpo y algunos funcionarios de la fiscalía de feminicidios le comentaron que iba ser muy difícil detener a Ernesto porque encabeza una banda de talamontes denominada Los Netos, la cual maneja aserraderos clandestinos con protección de las autoridades municipales.
Aunque 19 días después del feminicidio de Melani la FGE logró que se librara una orden de aprehensión, el sujeto sigue libre “y se pasea por Tres Marías como si no hubiera matado a nadie”, denunció José Ángel Trejo.
“Nos dicen (en la FGE) que están trabajando, pero no avanza la investigación. Siempre salen con: ‘Estamos trabajando, tenemos números telefónicos, es un tipo muy hábil, no podemos hacer nada contra él’. Para nosotros son puros cuentos”, expresó el padre de familia.
Entre las irregularidades que ha cometido la FGE en esta investigación, según Trejo, destaca que le negó la carpeta de investigación y cuando les dijo que contrataría un abogado, personal de la fiscalía de feminicidios le respondió “que no era necesario” y que “los abogados particulares sólo entorpecen las investigaciones”.
Señaló también que en el expediente no aparecen las huellas dactilares de Ernesto Ibarra, a pesar de que en el lugar del asesinato dejó una garrafón con gasolina, porque aparentemente quería quemarla después de matarla.
Debido a la impunidad y a la corrupción que rodean este caso, toda la familia huyó de Morelos por amenazas de Ibarra Torres.