Buenos Aires., Las protestas por la desaparición de un joven de 17 años de la comunidad wichí, en la provincia de Chaco, derivaron en enfrentamientos que culminaron con 40 heridos y 21 detenidos, mientras en la ciudad de Rosario vecinos saquearon y destrozaron viviendas de presuntos narcotraficantes en reacción a la muerte de un niño en medio de un tiroteo.
Salustiano Giménez, adolescente de la comunidad wichí de Misión Nueva Pompeya, desapareció el 12 de febrero. Las autoridades realizaron varios operativos y detuvieron a un sospechoso, pero hasta ayer se desconocía su paradero.
Los pobladores llegaron a la comisaría para exigir celeridad en la investigación; irrumpieron en el edificio e hicieron destrozos. La policía los enfrentó con gas lacrimógeno y balas de goma, mientras los inconformes lanzaron piedras y otros objetos, lo que provocó los arrestos y los lesionados, informó el portal Enfant Terrible.
Desde el movimiento indígena local afirmaron que no han podido ubicar a los detenidos y temen por la integridad de sus dirigentes, en particular del presidente de la asociación comunitaria de Nueva Pompeya, Mario Ledesma: “Hay 20 detenidos de los que no sabemos su paradero. La abogada Carolina Aquino presentó un habeas corpus. Tememos por la vida de nuestros dirigentes, resistimos la represión cientos de compañeros en las calles, la mayoría mujeres y jóvenes luchando barrio por barrio”.
La madre del joven desaparecido, Rosa Ángeles Campos, en idioma wichí, pidió: “solamente entreguen a mi hijo, ya sea vivo o muerto, los policías tiraron gases lacrimógenos cuando fui a reclamar y no pude ver nada durante más de 5 minutos, sólo quiero que entreguen a mi hijo y la comunidad se quedará tranquila”.
Saquean viviendas de presuntos narcos en Rosario
Mientras, en Rosario, dos horas después de que sepultaron a Máximo Jerez, niño de 11 años de la comunidad qom, quien fue asesinado en un tiroteo la noche del sábado, parientes y amigos de la familia de la víctima comenzaron a saquear y derrumbar las casas donde, según ellos, se vende la droga en ese barrio del noroeste de la ciudad.
El saqueo y destrucción de las cinco viviendas ocurrió luego de que los vecinos intentaron atacar a sus ocupantes, a quienes responsabilizaban por la muerte del menor. Las personas fueron rescatadas por la policía, que intervino al disparar balas de goma contra los manifestantes, entre ellos el papá de Máximo, quien resultó herido.
La noche del sábado pasado, Máximo Jerez, jugaba con tres amigos a pocos metros de un kiosco en el que se vendía droga cuando cuatro personas pasaron en un vehículo y abrieron fuego contra ellos. El niño murió y un adolescente de 13 años resultó herido de bala en el pecho, informó el fiscal Adrián Spelta, quien investiga el caso.
Rosario es considerada la ciudad más castigada por la violencia en Argentina, sobre todo por la acción de bandas de narcotraficantes.