Cuenta la leyenda bíblica que los hombres quisieron superar a Dios para llegar al cielo en forma directa a través de una torre, la de Babel. Los humanos organizados en esta gran empresa avanzaban sin contratiempo, pero Dios no permitió el desafío y los dividió a través de distintos idiomas, por lo que no se entendieron para acabar la gran obra.
La suma de esfuerzos entre los seres humanos a través de instituciones es lo que ha permitido el desarrollo. A diferencia del resto de los animales, las personas pueden ponerse de acuerdo para realizar cualquier proyecto económico o social más allá de los instintos naturales.
A lo largo de la historia se han creado millones de obras con el esfuerzo colectivo, desde las básicas para conseguir abrigo y sustento, hasta instituciones complejas como la conformación de estados, religiones, escuelas, empresas y sistemas monetarios.
Para construir un edificio, como la torre de Babel, cientos o miles de personas trabajan coordinadamente e incorporan conocimientos y materiales que producen otros organismos sociales.
Esta organización permite el desarrollo social en un mundo cada vez más complejo. Para que una empresa o un gobierno trasciendan se requiere la consolidación de sus procesos y que no se rompan de tajo, ya que es la manera de preservar el saber acumulado.
Entre más avanzado es un país, más se respetan las instituciones y, cuando se debilitan, por cualquier motivo, se generan retrocesos en la organización y en los resultados. Aquellos países que por guerras, golpes de Estado, revoluciones o cualquier otro motivo social acaban con las instituciones creadas, corren el peligro del estancamiento y el caos.
Los seres humanos somos animales de costumbres y necesitamos estructuras para actuar con relativa certidumbre. La existencia de regulaciones, del estado de derecho y de instituciones, permite el avance de la sociedad y del individuo.
Ahora, a nivel global se fortalece una corriente que busca romper de tajo con las instituciones conformadas en el pasado. Sin embargo, los resultados no han sido favorables ya que se han traducido en retrocesos en materia de libertades y de crecimiento.
Por ello, la lucha por la defensa de las instituciones tanto de los gobiernos como de la sociedad resultan relevantes en estos momentos de incertidumbre.