Abejas, colibríes, murciélagos y avispas, son algunos de los polinizadores que favorecen el desarrollo de plantas que generan frutos y la producción agrícola, pero están en riesgo por la desaparición de su hábitat, la deforestación, el uso de agroquímicos y el cambio climático, lo cual ocasionará inseguridad alimentaria, advirtieron expertos.
Hay 115 cultivos principales en el planeta, 75 por ciento dependen de polinizadores para la producción de frutos y semillas, entre ellos aguacate, jitomate, frijoles, calabazas, chile y cacao. Y hay unas 425 especies de plantas que se utilizan en México, 150 dependen de polinizadores y la interacción con ellos es fundamental, sostuvo Mauricio Quesada, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM.
Hay alrededor de 100 mil especies de animales polinizadores y este servicio puede valorarse. En Estados Unidos, por ejemplo, se calcula entre 4 mil y 6 mil millones de dólares al año, pero cada vez hay menos y “ya se empieza a notar su falta”, explicó Osiris Gaona, del Instituto de Ecología de la UNAM durante el foro virtual La crisis de la biodiversidad, polinizadores en crisis, convocado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la UNAM.
Precisó que los murciélagos hacen polinización gracias a que sus características físicas ayudan a transportar el polen de las plantas, son al menos 500 especies de flores de 67 familias de plantas las que polinizan, y hay 143 especies de murciélagos en México, de ellas 23 se alimentan del néctar de las flores.
Everardo Chable, apicultor de Hopelchén, Campeche, dijo que ese municipio es el más deforestado a nivel nacional, más de 160 mil hectáreas se han perdido en los últimos 20 años, para la siembra de soya transgénica, sorgo, maíz y otros productos.
El municipio es productor de miel, pero “las abejas se están muriendo y como sociedad ¿qué vamos a hacer? las autoridades ambientales no toman a las abejas como parte de las políticas públicas”, dijo en su participación.
Agregó que hay familias que dependen de su trabajo con las abejas, ya que se venden los diversos productos que generan, como la miel o el propoleo. Está por comenzar la cosecha, va de marzo a mayo, y “las políticas públicas no generan las condiciones para la permanencia de las abejas. Para que el apicultor pueda hacer su trabajo se debe dejar de fumigar, deforestar y matar a las abejas”.