Ciudad de México. Siempre se había dicho que no hay mucha unión en el gremio cultural, pero la pandemia sacó a flote la solidaridad, “nos apoyamos en lo más crítico de la situación”, dijo el pintor Antonio Ortiz Gritón, quien desde los primeros momentos del confinamiento social se organizó con otros artistas para llevar a los hogares mexicanos sus conocimientos o quehaceres, mediante clases, talleres o muestras de su trabajo, todo de manera gratuita.
“Hubo un boom del quehacer artístico voluntario, solidario. Un porcentaje muy alto del trabajo artístico que se vislumbró virtualmente a distancia no fue pagado”, añade la narradora oral y cuentacuentos Florina Piña.
Ese espíritu fue también el signo en el interior de la comunidad artística. Quienes estaban en condiciones de apoyar lo hicieron con los colegas más desprotegidos, con alimentos, medicamentos, dinero y hasta el préstamo de tanques de oxígeno medicinal.
Además, a nivel colectivo se emprendieron diversas iniciativas para ayudar a artistas en precariedad por la pandemia, como la impulsada por Antonio Ortiz Gritón, Polo Castellanos y César Martínez, entre otros creadores, quienes subastaron de manera simbólica 56 monumentos históricos, entre ellos El Ángel de la Independencia, las Torres de Satélite, la Estela de Luz y el edificio de la Lotería Nacional.
Con esa acción “se recaudaron veintitantos mil pesos” que se destinaron a tres bancos de alimentos, entre ellos el conformado por el fotógrafo Jorge Panameño, quien desde el segundo día de pandemia salió a las calles a repartir despensas entre “los artistas más necesitados”.
Fue una dinámica diaria a la que el también gestor cultural bautizó como Arte en resistencia y que mantuvo dos años. A través de ella entregó cerca de 3 mil despensas y apoyos monetarios.
A la par, realizó el documental Arte en resistencia, artistas en pandemia, estrenado en diciembre de 2021. En él se abordan temas científicos, ecológicos, humanos y sociales de esa crisis sanitaria mediante 40 entrevistas y testimonios de especialistas y artistas, tanto reconocidos como “callejeros”.
Para Jorge Panameño, de lo positivo que puede destacarse de la emergencia sanitaria “es la hermandad y la respuesta de los propios artistas” para con sus colegas más desamparados.
“Los que iban a ser tres meses, se alargaron a más de dos años. Es algo que nunca se nos va a olvidar, una experiencia muy fuerte, y más para los artistas que estuvimos en el desamparo total. No había quién nos echara una mano, nos organizamos y nos ayudamos entre nosotros; los que tienen becas o trabajan en el gobierno siguieron recibiendo sus depósitos” , dice el realizador.
“Pero los independientes nos la vimos muy difícil, igual los artistas callejeros; se hizo lo que se pudo y pues gracias a la solidaridad, el humanismo y todo esta hermandad, muchos podemos seguir adelante. Entonces, sí ha sido una experiencia muy fuerte, pero también muy emotiva, algo que nunca vamos a olvidar, como tampoco a los amigos que se fueron, los recordaremos con mucho cariño.”