Académicos de la UNAM realizaron el proceso de legitimación de su contrato colectivo de trabajo (CCT), en medio del rechazo a que la dirigencia de la Asociación Autónoma del Personal Académico de la máxima casa de estudios (AAPAUNAM) conserve la titularidad del documento, ya que durante “más de 40 años ha permitido malas condiciones laborales y salarios precarios”.
Profesores de facultades entrevistados señalaron que mientras más de 70 por ciento son de asignatura, con salarios de 116 pesos por hora y prestaciones, pero sin estabilidad laboral, existe un reducido grupo llamado casta dorada, con salarios por encima de 100 mil pesos.
La consulta de legitimación se llevó a cabo durante dos días, desde el lunes y concluyó ayer a las 18 horas; y se espera que en próximos días den a conocer los resultados.
La titularidad del CCT, que rige a más de 42 mil profesores, pertenece a la AAPAUNAM –que actualmente encabeza Bertha Rodríguez Sámano– desde 1980 luego de un recuento realizado con otro sindicato de la institución educativa, señaló Joel Ortega, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras.
Tras 43 años, es la primera vez que la base trabajadora es consultada y pudo votar, señalaron académicos. “En ese tiempo no ha promovido la participación de los trabajadores, ni de realizar asambleas ni procesos democráticos”, indicó Beatriz Aguirre, académica de la Facultad de Economía.
Añadió que también se sometió a votación el convenio de revisión salarial y contractual 2023-24, en el que se acordó un aumento de 4 por ciento al salario, e indicó que tales negociaciones “siempre se han hecho por debajo de la inflación” lo que se traduce en la pérdida del poder adquisitivo.
Fernando López Bonifacio, integrante de la Secretaría General Colegiada del SITTAUNAM, organización disidente, comentó la inconformidad de los académicos y su llamado a votar por el No, es con el propósito de construir un nuevo CCT, “que sea discutido desde la academia y la base de los profesores”.
Denunció que antes de la votación, miembros de la AAPAUNAM “estuvieron regalando relojes e intimidando al personal mandando mensajes de que si no avalaban el contrato, perderían sus derechos”.