Morelia, Mich., Productores de maíz criollo de bajo rendimiento, cultivado con semillas nativas, no alterado genéticamente y adaptado a las características de la región, pidieron al presidente Andrés Manuel López Obrador exentar del arancel de exportación a Estados Unidos alrededor de 100 toneladas del grano, “porque con el pago de ese impuesto ya no es redituable para los campesinos su comercialización”, y de eso dependen decenas de familias, principalmente de los residentes en la zona de la Meseta Purépecha, en municipios como Cherán, Charapan, Paracho y Nahuatzen.
Arriendan tierras para cultivar berries
Rocío Cardoso Beltrán, presidenta del consejo de administración de la sociedad cooperativa Marku Anchekoren (Trabajando Unidos), indicó que desde hace años se exporta al país vecino maíz criollo que producen 55 comuneros, en 250 hectáreas de los cuatro municipios indígenas citados. De igual manera, consideró importante que la producción de maíz criollo no desaparezca en Michoacán, sobre todo en este momento, cuando prolifera en regiones indígenas la renta de tierras a particulares para la siembra de frutillas (berries), brócoli y aguacate, de tal forma que los labriegos se están volviendo peones en sus mismas propiedades.
De acuerdo con Cardoso Beltrán, el maíz criollo se cosecha en diciembre y enero, con la intención de distribuirlo para su venta entre enero y abril, pero ahora los compradores estadunidenses no quieren pagar el incremento del precio de 50 por ciento debido a los impuestos de exportación.
“Venían pagando entre 13 y 14 pesos el kilogramo, pero ya no es rentable con el cobro del arancel, y aquí en México (la empresa paraestatal) Segalmex (Seguridad Alimentaria Mexicana) compra el maíz a 7 pesos por kilo, mientras en la región purépecha se vende entre 9 y 10 pesos al menudeo, pero tarda mucho la comercialización”.
Cifras de la Secretaría de Agricultura de Michoacán indican que habitantes de las regiones Meseta, Ribera del Lago de Pátzcuaro, Cañada de la Once Pueblos y Sierra Purépecha arriendan más de 40 mil hectáreas para cultivar fresa, zarzamora, arándano y frambuesa. Regularmente les pagan 30 mil y 40 mil pesos anuales por hectárea.
Cuando los arrendatarios de-socupan los terrenos, las dejan contaminadas y prácticamente inservibles para el cultivo, afirmó Rocío Cardoso. Agregó que ante la falta de apoyos y lo costoso de los insumos, los labradores poco a poco dejan de sembrar maíz para rentar sus campos, y además las frutillas requieren agua que se extrae de fuentes de líquido cercanas a sembradíos.