Ciudad de México. Guadalupe Tlacomulco Macías, conocida como Lupita La Cigarrita, no duda al hablar sobre su trabajo que ha sido su pasión desde pequeña: “Los sonideros somos quienes le ponemos sabor al sabor; amenizamos fiestas particulares y en la calle; además de bodas, 15 años, divorcios, bautizos, de todo… el chiste es festejar”.
La Cigarrita, de 57 años de edad, es parte del colectivo Musas Sonideras, integrado por más de 40 mujeres, encabezadas por “Mariana Delgado y Marisol Mendoza, que juntas son dinamita”, expresó. Está inmersa en el mundo sonidero desde los 10 años y pertenece a Sonido Radio Voz.
“Esto empieza con la música y nuestra bandera es la primera sonidera, Guadalupe Reyes Salazar La Socia, del barrio bravo de Tepito, que tiene una historia maravillosa –la conocí cuando se realizaba el documental Yo no soy guapo–, la cual se remonta a antes de La Changa y otros sonideros famosos; ella tocaba los LP y daba a conocer los éxitos de La Sonora Matancera, además de las cumbias que llegaban de Colombia, Venezuela o Perú.
“Si me preguntan –enfatizó– qué hace un sonidero… hace famoso a algún grupo nacional o extranjero; nos gusta la música afroantillana, la salsa, la guaracha, el son montuno, la cumbia y el guaguancó. Tocamos todo y tratamos de pasar un rato con armonía. Además, los sonideros se hicieron conocidos por las tardeadas que se realizaban en las calles a finales de los años 70 y principios de los 80. Ahora sí que las calles son nuestras.”
Detalló: “Se comenzó tocando en cuartitos, sacabas los muebles de tu sala, los subías a la azotea y a bailar se ha dicho; luego se hizo en el patio y ya no cabíamos y tomamos las calles. El sonidero es un trabajo, combinado con un rato de esparcimiento para que se la pasen bien y se relajen. De hecho, las tardeadas empezaban a las seis de la tarde y terminaban a las 11, es decir, que quien llegaba de trabajar por muy tarde que lo hiciera, corría a echarse un bailongo rápido, porque había eventos en cada colonia”.
La conversación con Lupita se da a propósito de la tocada Las Socias, que tendrán las Musas Sonideras el 18 de marzo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en el contexto de la segunda edición del ciclo Nosotras somos memoria, donde “trabajaremos con vinilos, compactos, computadora, con música de la Matancera y otra que hacen las compañeras; además, nos acompañarán varios clubes de baile, como las Estrellas de la Salsa, El Pachuco y la Rumbera”.
La Cigarrita subrayó: “Estamos pidiendo que sea patrimonio cultural intangible de la Ciudad de México; ya lo solicitamos a la jefa de Gobierno (Claudia Sheinbaum), así como a la Secretaría de Cultura. Ya está puesto en la mesa y a ver qué sale, pero un sonidero hace gozar y bailar a la gente”.
Rememoró: “Cuando me lancé como sonidera no fue tan fácil para mí; lo hice sola. Cuando toqué en el 36 aniversario de Sonido La Changa contraté un equipo de audio, me pusieron todos los peros y llevé a un aguerrido, quien se puso donde debía para que yo diera mi espectáculo”.
Los tiempos han cambiado para las sonideras y La Cigarrita comentó que ahora donde se presentan las Musas “son lugares de mucha cultura, porque el gobierno nos ha volteado a ver, así como las universidades y preparatorias… ahora el trabajo ya no es tanto en las calles, pues lo hacemos en lugares cerrados y más cómodos; claro que extrañamos la calle, pero hace falta un gran equipo; sí ha sido un poco difícil para la mujeres, no por la violencia que hay en todos lados, sino por la inversión”.
Al respecto detalló: “Mira, me he presentado a valor mexicano; he llegado sin pedir permiso a Tepito con dos o tres tráileres… la banda te apoya, la colonia, nadie se mete, pero sí me di cuenta de que cuando entró una mujer, que fui yo a organizar, como que ciertos hombres dijeron ‘quihúbole’”.
“No somos juego de nadie; basta de que nos humillen”
Sobre incidentes recientes que han impedido tocar a grupos sonideros en la alcaldía Cuauhtémoc, La Cigarrita no quiso entrar en esas polémicas, pero sostuvo: “Los sonideros y sonideras no somos juego de nadie y ya basta de que nos humillen. Por eso pedimos ser patrimonio cultural intangible, porque este movimiento viene de generación en generación. Sin presunción soy de la primera familia donde tocan padre, mamá e hijos; incluso después de mis 15 años comenzó mi vida en Tepito y por eso siempre dije que representaba al barrio bravo como sonidera, pero cuando supe del antecedente de La Socia le bajé de rayitas al cuaderno, porque el hecho de que haya existido otra mujer antes que nosotras en el ambiente, es mi bandera”.
En tanto, Marisol Mendoza contó: “Nosotras representamos a las mujeres de la cultura popular del barrio; vamos a recordar con una tocada y homenajear a la primera sonidera Guadalupe Reyes Salazar en el recinto del Centro Histórico, donde se hará el baile y se moverán las caderas al ritmo de Musas Sonideras. Esperamos que vengan a raspar la chancla porque se va a poner de lujo”.
Agregó: “No es fácil ser una mujer sonidera, pertenecer a un colectivo tan grande, hacernos de nuestros instrumentos de trabajo, que nos den trabajo y valoren nuestro esfuerzo. Las sonideras constantemente somos calificadas y descalificadas por nuestra forma de trabajo y aprendizaje”.
Reyes Salazar, La Socia, comenzó su trayectoria en 1967 con el sonido Aves del Paraíso, el cual después se rebautizó con el nombre de su apodo; ahora, a más de cinco lustros, se le ofrecerá un reconocimiento como fundadora del movimiento e inspiradora de otras mujeres para tomar el micrófono y continuar su legado.
Desde 2017, el colectivo de sonideras está integrado bajo una misma bandera: Musas Sonideras, fundado por Mendoza Gómez, integrante de la Dinastía Duende. Tiene su antecedente, tres años antes, en Sonideras de Corazón que formaron Lupita La Cigarrita y Jacqueline Malagón La dama de la salsa.
De manera paulatina, se fueron integrando otras mujeres de diferentes barrios de la capital, las periferias, distintas entidades del país y de Estados Unidos, que se unieron al llamado de Marisol Mendoza. Musas Sonideras cuenta con integrantes de entre 20 y 60 años de edad.