Ciudad de México. La selección mexicana Sub-17 convirtió la presión de vencer a Estados Unidos, su clásico rival de Norteamérica, en una oportunidad para cambiar la historia reciente de las demás categorías. En la final del Premundial de Concacaf, que albergó Guatemala en el estadio Doroteo Guamuch Flores, el equipo que dirige el ex futbolista Raúl Chabrand terminó con las decepciones acumuladas por los principales combinados varoniles y femeniles en el pasado proceso mundialista, consagrándose en la final del torneo (3-1) como campeón de la zona.
Sin ser un técnico de alto perfil, Chabrand tomó la antorcha para iluminar el camino de una generación inspirada en los éxitos de 2005 y 2011. Todo lo que necesitaba era jugar con el mismo nivel que en las tres rondas previas, donde no perdió un solo partido y aplastó a la mayoría de sus rivales. Otros representativos nacionales, como el de Gerardo Martino –en las eliminatorias rumbo a Qatar– y Mónica Vergara –en el Premundial femenil– entraron en un tobogán de derrotas que sólo hizo crecer a los estadunidenses.
La gran virtud de este Tricolor, en cambio, fue recuperar su esencia ganadora en la Concacaf. Stephano Carrillo, flamante canterano de Santos, volvió a ser el bastión ofensivo en momentos claves. Después de una falta dentro del área del portero Duran Ferree sobre Brandon Lomelí, el delantero tomó la pelota sobre el manchón penal y remató con la parte interna hacia el centro para marcar el 1-0 (minuto 9).
Carrillo terminó el certamen con ocho anotaciones en su cuenta, muestra de la confianza que encontró frente al arco. La reacción de Estados Unidos trajo consigo la necesidad de que los mexicanos retrocedieran en el ataque. Los primeros avisos surgieron de la creatividad de Cruz Ivan Medina, hombre que tejió los hilos de su equipo por toda la periferia. Sin embargo, el golpe de mayor efecto lo causó con un cabezazo Luis Gabriel Navarrete, en los primeros cinco minutos de la segunda parte (50).
La diferencia por momentos parecía suficiente, pero Estados Unidos, conocedor de esta clase de instancias, entró en un estado de ánimo tan encendido que logró romper el equilibrio de los tricolores. Así, en un tiro de esquina pasado a segundo poste, Pedro Soma anticipó a sus marcadores y conectó un cabezazo para recortar los cartones (69).
“¡Despierten!”, gritó desde su zona técnica Chabrand, al momento en que los mexicanos reanudaron las acciones. Aquel mensaje en estado de ebullición ordenó de golpe lo que parecía una escaramuza. El Tri resistió al menos dos contragolpes de serio peligro, para luego entrar en el último tramo hacia su conquista. En una escapada de Joaquín Moxica, el arquero Ferree se ganó su segunda tarjeta amarilla luego de derribar al atacante dentro del área.
El gol del campeonato quedó entonces a una distancia de 11 metros. Con la cabeza en alto, Isaac Martínez avanzó hacia el punto penal en tiempo de compensación y sentenció con un derechazo la victoria de este Tricolor, el único que pudo ofrecer alegrías a los aficionados dentro de la estructura de la Federación Mexicana de Futbol y la dirección de representativos nacionales.