Madrid. La madrugada de ayer en el puerto italiano de Ortona, el buque de rescate Aita Mari, de la ONG española Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), desembarcó a las 40 sobrevivientes de su último rescate, el martes pasado en aguas del Mediterráneo central. Entre los salvados, que se encontraban “en peligro en un bote de chapa muy precario”, había mujeres y dos niños, uno de siete meses y otro de dos años, que fueron atendidos por autoridades y personal de protección civil.
SMH informó que la tripulación del antiguo atunero transformado en buque se dedicará a la desinfección obligatoria que impone el gobierno de Italia, y cuando las autoridades y el tiempo lo permitan, volverá a España, lo que podría prolongarse entre siete y ocho días.
Esta es la novena misión de la ONG en el Mediterráneo, de las que se han hecho dos rescates. En el primero salvaron a 31 personas que navegaban en un bote de madera de pequeñas dimensiones. En el grupo, procedente de Costa de Marfil, Senegal y Guinea Conakry, viajaban 11 mujeres –tres embarazadas–, además de 10 niños, uno de ellos, un bebé de tres meses.
En redes sociales, la agrupación reiteró que la legislación internacional “obliga a los países a rescatar cualquier embarcación que esté en riesgo, algo que se incumple sistemáticamente”.
Anteriormente, ha criticado la estrategia migratoria del gobierno italiano, liderado por la ultraderechista Giorgia Meloni, de asignar puertos lejos de las zonas de rescate, principalmente en el norte, para aligerar la presión de la llegada de extranjeros sin documentos a los puertos sicilianos.
Por mar han llegado a ese país decenas de miles de migrantes y refugiados, la mayoría de Bangladesh, Egipto, Túnez, Afganistán, Pakistán, Sudán y Etiopía, entre otros.
En su intento por cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, miles han muerto.