Natalia López Gallardo tiene una manera particular de observar la realidad. Visión a partir de la cual la cineasta es capaz de reconciliar temas en apariencia opuestos, o contradictorios, y representarlos en toda su complejidad. Tal vez por eso no es de extrañar que con su primer largometraje, Manto de gemas, la cineasta mexicana haya sido capaz de llegar al Festival Internacional de Cine de Berlín del año pasado, y además resultar ganadora del Premio del Jurado Oso de Plata.
“Es un proceso muy develatorio, o sea vas descubriendo la cinta. Y además era compleja en el sentido de que había muchos personajes, siempre fue una película muy colectiva. Y a diferencia de ahora que mi proceso es muy académico, en Manto de gemas fue totalmente antropológico. Lo que hice fue hablar con la gente durante mucho tiempo”, contó en entrevista.
Durante un buen tiempo, la realizadora estuvo en lugares comunales, escuelas, fiestas, casas de familias y otros sitios en Morelos, donde finalmente su película fue rodada. Así, su manera de planear la cinta se volvió también su forma de contarla. “Al final ese es el corazón de la película. Me di cuenta de que era un filme sobre lo colectivo, sobre la capacidad que teníamos de identificarnos, o no, con el prójimo. Y creo que eso está en la cinta, a pesar de que se ha ido transformando, esa idea está”, indicó López Gallardo.
Para la directora también es importante proponer una manera propia de contar. “Cada vez pienso que la forma es lo más importante del cine. No es algo superficial, no estamos hablando de un gusto o de una estética particular; realmente la forma es la manifestación de la visión, y la respeto muchísimo”, señaló la cineasta, “y me imagino que con la experiencia, lo que uno imagina es lo que logra”.
En su primera experiencia dirigiendo, Natalia ha alcanzado una nueva perspectiva del quehacer cinematográfico en el que ya llevaba años involucrada a partir de sus acercamientos como editora o actriz. “Uno diseña la película exhaustivamente, en todos sus detalles. Por eso creo que dicen que el cine es sagrado, el momento de filmar es sagrado, porque hay una elección de todos los elementos muy pensada, y muy imaginada, y deseada, y construida para estar esperando algo que no sabes qué es”, señaló.
Esa misma manera de ver el cine ha hecho que la directora busque una forma propia de narrar. “Cuando hay una agenda detrás de las películas, una historia qué contar, lo que sucede es que las imágenes se significan. Cada representación transmite cierto tipo de información que es la que tiene que transmitir y ya, y no hay nada más detrás de la imagen y del sonido”, indicó.
Estilo narrativo
López Gallardo compara su labor con el estilo narrativo de algunos escritores. “No amamos a Kafka,a Dostoievksi, o a Maggie Nelson, o a Paul B. Preciado, por los temas que tratan sino por la forma en que se acercan. Y eso es a lo que no hay que temerle. Lo que hace falta ahora es rebeldía, hay demasiada estandarización”, criticó la realizadora.
Su postura también permite que los personajes y situaciones que le interesan no sean homogéneas ni eviten las contradicciones propias de una realidad como la mexicana. “Nuestra realidad es ambigua, no tiene un significado claro. Y la gente no es una sola cosa. Eso costó en el extranjero, no podían concebir que un criminal fuera al mismo tiempo un hombre que cosechaba limones con sus papás y que fuera padre de familia; porque estamos acostumbrados al código”, explicó.
Como una directora mujer, Natalia también considera tener una perspectiva distinta que proviene de su manera de observar su entorno. “Me identifico con lo que puede hacer mi hija en todas sus facetas, o mi madre, mi hermana, o una amiga. Lo que sí sé, ahora que tengo más de 40 años y reconozco de manera contundente, es que la fuerza que se acerca a lo femenino es como la naturaleza, es una fuente inagotable de vida, y muerte, y de contradicciones”, señaló. “Es una tierra salvaje la de la mujer, en el sentido de que es indeterminada, violenta y al mismo tiempo amorosa, oscura, es la tierra”.
Poseer una visión así también provocó que Natalia fuera muy cuidadosa a la hora de representar contextos lejanos al suyo propio. “Me daba mucho miedo inventar discursos, inventar emociones, en gente con la que no comparto una realidad espacio-temporal”, contó sobre casos como los diálogos que provenían de dos de sus personajes principales.
Premio en la Berlinale 2022
Manto de gemas también cuenta con la participación de la actriz Nailea Norvind, reconocida principalmente por su trabajo en televisión. “Lo que vi en ella que me cautivó, definitivamente, porque al principio estaba buscando a una mujer de piel morena, de pensamiento occidental, pero de piel morena. Y Nailea es lo más alejado a eso, pero lo que me cautivó creo que fue su valentía. Se siente cómoda con la ambigüedad, no le importaba que le dijera que no sabía. No es juiciosa, se sentía cómoda con que el personaje sea indeterminado”, relató.
La película se estrenará en México tras un año de haber participado en festivales de cine. Ese hecho entusiasma a López Gallardo, pues a diferencia de las audiencias extranjeras, “el público mexicano identifica la realidad de una manera y de una forma más natural y no se contradictúa con las diferentes caras ambiguas y chocantes, porque estamos acostumbrados a ellas. Es una realidad muy rica la que vivimos, con todos sus infiernos y paraísos, es un país muy abierto”, dijo Natalia.
Manto de gemas llegará a salas de cine el próximo 9 de marzo.