Managua. El arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, aseguró ayer que el inicio de la Cuaresma marca un tiempo de reconciliación y de “tener la capacidad del perdón” para el enemigo, aunque “cuesta”.
“Es el tiempo en el cual sacar de nuestro corazón todas aquellas cosas que nos impiden vivir según el espíritu del Señor. ¿Y qué nos pide? Ser santo, tener la capacidad del perdón, amar al enemigo, y eso a veces cuesta”, declaró Brenes a la agencia Afp.
El religioso evitó comentar, porque dijo que no escuchó, las críticas del presidente Daniel Ortega, que el martes aseguró que una “mafia” en el Vaticano decidía la elección de los jerarcas católicos.
Tampoco se refirió al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, condenado a 26 años de cárcel en Nicaragua hace casi dos semanas, después de que rechazó subir a un avión junto con 222 excarcelados, despojados de su nacionalidad y expulsados a Estados Unidos.
“Estamos iniciando el tiempo de Cuaresma, son 40 días, con la imposición de ceniza que nos recuerda nuestra pequeñez, nuestra humildad; y así como el polvo es una cosa sencilla, viene el viento y se lo lleva, también nosotros somos cosas sencillas”, agregó.
La declaración de Ortega sobre el Vaticano se da más de una semana después de que el papa Francisco se mostró “preocupado” y “triste” por la situación en Nicaragua, en especial por el obispo Álvarez y la deportación de opositores.
El obispo Álvarez fue acusado de “menoscabo a la integridad nacional”.
La justicia despojó de su nacionalidad a decenas de opositores, entre ellos los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, y anunció que confiscará sus bienes.
Nicaragua endureció sus leyes para castigar opositores en el contexto de la represión que siguió a una crisis política y social con protestas callejeras que estallaron en 2018 contra Ortega, en el poder desde 2007.