Seudónimos y seudo-muertos es una obra en la que se establece “un pretexto de ficción y se recrea una historia adentro de otra”.
A modo de matrushkas, se revelan en escena capas de historias donde los personajes, sin importar si son exitosos en su carrera como artistas –vistos desde la comedia y la farsa– “viven un desasosiego irreparable”, explicó la dramaturga Nora Coss. El montaje se presentará a partir del primero de marzo en el Centro Cultural El Hormiguero.
La trama versa sobre “el personaje de El escritor, autor de esa ficción, quien es muy famoso y le va muy bien, pero escribe sobre otro autor a quien le va muy mal, y éste, a su vez, lo hace sobre otro escritor que abandona a su hijo, quien debe emprender un viaje para buscarlo”.
Coss puntualizó: “El común denominador de estos personajes es el desasosiego, la incapacidad de encontrar la felicidad, a pesar de que tienen éxito, amor o estabilidad personal. Todo a su alrededor parece derrumbarse y está contado por dos voces narrativas, elemento muy contemporáneo en la dramaturgia mexicana”.
También “las dos voces narrativas están insatisfechas –como los personajes– porque prefieren interpretar una obra más clásica. Así, el montaje tiene un tono lúdico, cómico y fársico para abordar la tristeza, el desasosiego, el abandono y los clichés en el teatro contemporáneo”.
En muchos casos, agregó Coss, “el vacío existencial o la intranquilidad no tienen que ver con el éxito ni con el reconocimiento, sino con un algo más allá de lo aparente. Se plantea una reflexión sobre lo absurdo de no ver que la felicidad está frente a nosotros”.
Aunque el juego escénico alude “a los artistas como las personas más atormentadas, la historia se conecta a nivel individual, porque no es que suceda en alguna profesión, sino en cualquier individuo al que parece que todo le va bien en la vida pero es incapaz de sentirse pleno”.
Seudónimos y seudo-muertos, escrita por Nora Coss a lo largo de 10 años, “retoma clichés estéticos teatrales y los convierte en materia prima para el humor y el juego escénico. No pretende ser una crítica a las nuevas estéticas y formas que está encontrando el teatro, sino al estancamiento creativo de repetir fórmulas que a otros sí le han funcionado con tal de asegurar el éxito”.
La obra no terminó su segunda temporada en 2020, pues la pandemia obligó a bajar el telón, pero ahora la compañía Tartaruga Teatro vuelve para cerrar el ciclo junto con los actores Fernanda Delgado y Alberto Cerz, así como con la coreografía y diseño sonoro de Mauricio Castaño.
“En realidad, es una obra muy minimalista, pues se resuelve con una silla y letreros proyectados. Todo apuesta a la elocuencia actoral, pues con pocos elementos y mucho juego escénico se cuentan estas historias entrelazadas”, puntualizó Coss, quien también dirige Tartaruga Teatro, compañía con 14 años de trayectoria.