Ciudad de México. Si de algo se ufana el artista español Víctor López-Rúa, de quien actualmente la galería Proyecto H presenta la muestra El instante vertical, es de “ser un defensor del placer estético, cosa que un sector del arte contemporáneo critica de manera acérrima”.
Argumenta: “Se habla mucho de que una obra debe ser para reflexionar, que no se puede obtener placer de ella. Mi obra lleva a la reflexión, pero el pasmo, el golpe que produce en primera instancia, es para provocar placer estético, por la forma; luego, se puede reflexionar al profundizar en ella”.
Con estudios en España e Italia, este creador nacido en la Coruña, en 1971, es considerado por la crítica especializada de su país “una de las voces más personales del campo de la pintura figurativa española”.
En ésta, la cuarta ocasión que expone en nuestro país –antes lo hizo en el Centro Cultural de España en México, la propia galería Proyecto H y el año pasado en el Centro de Investigación, Innovación y Desarrollo de las Artes de Monterrey–, López-Rúa presenta una docena de pinturas de su más reciente producción, que realizó a lo largo del año pasado.
De entre ese conjunto destaca Brunch, óleo sobre tela en gran formato que es definida por la directora de esa galería, Luciana SanFer, como “una pintura que no se había visto antes”, una técnica que combina la historia del arte pictórico con la ciencia y la tecnología.
Se trata de una obra en tercera dimensión lograda a partir de aplicar en la pintura la técnica estereoscópica, la cual “fue inventada en 1830 y siempre acompañó a la fotografía y al cine, pero apenas tuvo un desarrollo al lado de la pintura. Sólo Salvador Dalí en los años 70 tuvo unos tímidos acercamientos a esa expresión, pero siempre desde la fotografía estereoscópica”, explica el autor.
“Mi trabajo es el primero que se desarrolla en la historia del arte en el que la pintura, y desde ésta, acompaña a la estereoscopia en una forma de ver a la propia pintura.”
En un recorrido por El instante vertical, que permanecerá en exhibición hasta el 25 de abril en Proyecto H (Guadalajara 88, colonia Roma Norte), Víctor López-Rúa explica que esa pintura estereoscópica –la cual forma parte de una instalación al lado de un video también en 3D– es la pieza final de un proceso que comenzó con una pintura en pequeño formato y luego se trasladó al gran formato con el propósito de ahondar en lo que ha sido el arte pictórico a lo largo de la historia, lo que es en la actualidad y hasta adonde puede llegar acompañado de las nuevas tecnologías.
“Metapintura”
Tras definir a esa propuesta como “metapintura”, destaca que la citada exposición “parte de la pintura para hablar sobre sí misma, sobre las virtudes que esa expresión trae de antes y qué puede llevar al futuro. Porque el arte pictórico es una expresión artística de cuya muerte se ha hablado desde hace muchos años; se la está matando siempre, pero nunca se acaba de terminar con el cuerpo enterrado. Entonces, la mía es una obsesión en la pintura, en sus múltiples derivadas. Me gusta el concepto de metapintura”.
Sobre las obras que conforman la muestra, precisa que “hay una serie de obsesiones (en términos temáticos) que tratan sobre la contradicción entre la violencia, la muerte y la belleza de la naturaleza, y por otro lado también está ese proceso que se lleva cada cuadro de unir siempre la pintura más artesanal con lo más desarrollado de la técnica de la imagen.
“Si se ve un poco a vista de pájaro el conjunto de mi obra, he cambiado muchas cosas, pero lo que es la obsesión por iniciar un diálogo con el espectador es una constante, ha estado siempre, que el espectador se haga preguntas y que no se sienta cómodo, es decir, que obtenga lo que es para mí el placer estético.”