Mientras Nestlé, Bonafont, Coca-Cola y las inmobiliarias saquean el agua en el país, la población ha “normalizado” la escasez del líquido y la sequía, señalaron representantes de comunidades que participaron en la Segunda Asamblea Nacional por el Agua y la Vida en Santiago Mexquititlán, Querétaro.
La asamblea, realizada el fin de semana, concluyó que “primero nos arrebataron la conciencia”, porque en algunos casos parece normal la carencia de agua, como en Monterrey, donde hay servicio por algunas horas.
Los participantes apuntaron que si hay robo de petróleo es un delito, pero en el caso del agua no se considera como tal. Hay sitios donde el litro de agua vale más que la gasolina. “Un pueblo no puede tener un pozo, pero a las empresas sí se los dan”.
Advirtieron que la Comisión Nacional del Agua (Conagua), el gobierno y las instituciones sirven a los poderosos, mientras los pueblos que quieren el agua para todos son criminalizados.
Sólo Bonafont, en Puebla, extraía más agua de lo que el pueblo de 20 mil habitantes consumía, señalaron.
En la Casa de los Pueblos Samir Flores, en las instalaciones tomadas del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas en la CDMX, los representantes informaron a la prensa las conclusiones de la asamblea.
También anunciaron las movilizaciones de las próximas semanas, entre éstas la tercera asamblea que se realizará en Xochimilco.
Explicaron que a la reunión en Querétaro acudieron 525 personas de 125 colectivos, redes y pueblos de 18 estados, quienes evaluaron los conflictos por al agua que enfrentan las comunidades.
“Vivimos una guerra de exterminio que impone el saqueo, el desplazamiento forzado y los asesinatos en contra de los pueblos indígenas. Enfrentamos a gobiernos y empresas que simulan la transformación”, señalaron en un comunicado.
Es un desafío organizativo frente al sistema capitalista patriarcal, explicaron. El encuentro se manifestó contra “el saqueo, explotación y tráfico del agua, exterminio de bosques, ríos, mares, minerales, flora, fauna riqueza y biodiversidad, así como la imposición de megaproyectos que buscan acabar con la autonomía de los pueblos indígenas”.
Estas formas de aniquilar la vida están sostenidas por los poderosos con violencia en forma de militarización de los territorios, declararon.