El periodista Fernando Benítez es esencial en México por la creación de suplementos culturales, el descubrimiento y formación de talentos en el ámbito de la cultura, así como por su investigación de los pueblos originarios. Así fue calificado por escritores y alumnos en el homenaje a 23 años de su fallecimiento, que se le dirigió este domingo en el Palacio de Bellas Artes.
Jorge Vázquez González, presidente de la Fundación Ildefonso Vázquez Santos, indicó que el país “necesita nuevas figuras que se desarrollen bajo el amparo referencial de Benítez, y las nuevas generaciones de periodistas deben saber de él y encontrar motivos para retomar los suplementos culturales”.
En la fundación, que resguarda el archivo Benítez desde 2010, están elaborando proyectos vinculados con el lanzamiento de nuevas ediciones de la obra del periodista, así como del estudio de sus textos, y preparan un festival cultural que honre su memoria mediante exposiciones, espectáculos y encuentros académicos.
En su participación, la reportera cultural y escritora Mónica Mateos, relató los muy útiles y fascinantes consejos de periodismo que ella y sus compañeros recibieron en las clases que Fernando Benítez les impartió en las aulas en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Escribir diario para aflojar la prosa”
Una de esas enseñanzas que generosamente les regaló el autor de Los indios de México fue: “Escribir sin detenerse, a toda hora, incluso los días de descanso o durante las vacaciones, porque sólo así lograrán pulir su pluma, volverla certera. Escriban al menos una página cada día. Les ayudará a aflojar la prosa, a fortalecer el músculo de la narrativa.
“En ese entonces, don Fer era un viejito de 73 años, muy elegante. De azul y cristalina mirada pícara”, delineó Mateos.
Recordó la última lección que le dio el maestro Fernando Benítez (1912-2000), cuando el día de su sepelio se descompuso la carroza fúnebre en Periférico. “El maestro Benítez se despidió generoso: convirtiendo un día gris, contaminado y triste, en un pretexto más para recordar sus enseñanzas, pues la nota fue que se hicieron necesarios dos vehículos para trasladarlo y la reiteración de que no se debe confiar en lo previsible”.
El aplauso al término de la alocución de la periodista agradeció al mismo tiempo la enseñanza de Fernando Benítez como la forma en que Mónica Mateos logró dar una muestra de primera calidad de lo aprendido.
En respuesta, el historiador Jorge F. Hernández expresó que su “admiración por Mónica Mateos, a quien he leído a lo largo de los años, se ha quintuplicado con este hermoso texto que acaba de leer y que pienso plagiar”.
Por su parte, el narrador Juan Villoro refirió que Benítez “fue una excepción en el gremio literario. Rara vez un autor agranda en su persona las virtudes de su obra. “Era un insólito pionero del periodismo narrativo y dependía de los testimonios de los otros. “Los reporteros lo consideraban antropólogo; los antropólogos, escritor, y los escritores, periodista.
“Los indios de México denunció la ignominia que padecen los pueblos originarios y celebró su concepción sagrada de la vida”, explicó el cronista.
En el homenaje también participó el periodista José Garza, como moderador.