El presidente Andrés Manuel López Obrador reveló ayer que por el bloqueo económico impuesto por Washington y la inclusión de Cuba en la lista estadunidense de países patrocinadores del terrorismo, ha habido dificultades para el traslado del balasto importado de la isla para la construcción del Tren Maya.
“Se contrataron barcos y las barcazas que se necesitan, empiezan a romper acuerdos, porque empieza la presión. A ese extremo, es realmente una infamia”, dijo el mandatario en su habitual conferencia en Palacio Nacional.
El gobierno mexicano ha señalado que, dada su calidad, decidió importar balasto de Cuba para las obras del proyecto ferroviario que recorrerá cinco estados del sureste a lo largo de mil 554 kilómetros.
La isla aportará 20 mil toneladas de roca, que se extrae de la cantera de Arriete, en el municipio de Palmira, en la provincia de Cienfuegos.
“Se decidió traer el balasto, con dificultades, porque de manera injusta, Cuba padece un bloqueo y está en una lista de supuestos países terroristas, que le impide al pueblo cubano hacer operaciones comerciales y económicas en casi todo el mundo”, expresó López Obrador.
Señaló que se contrataron barcos para trasladar el material a México, pero que las empresas fueron presionadas para romper los acuerdos.
El tabasqueño agregó que hay un acuerdo comercial entre México y Cuba para que el balasto que se importará cueste lo mismo que el que se produce en México.
Añadió que sólo cerca de 30 por ciento del material que se extrae de las minas cubanas y se enviará a México para ser triturado se convertirá en balasto para el Tren Maya. Además, el resto de las rocas serán comercializadas por quienes las transportan como grava y otros derivados.
“Es cierto, es una roca y trae 30 por ciento de balasto, que es lo que se usa básicamente, pero lo demás es un subproducto que también es de utilidad, es grava”, explicó el mandatario.
El presidente aseguró, por otra parte, que no va a dejar un “tiradero de obras inconclusas” al concluir su mandato, por lo que señaló que no considera iniciar nuevos proyectos de infraestructura de gran alcance.
“Queremos que cuando se entregue el gobierno no tengamos pendientes”, subrayó el mandatario. “Ya tenemos el tiempo encima” para la conclusión de los proyectos emblemáticos de su administración.