París. Francia vivió este jueves su quinta jornada de protestas contra la reforma a las pensiones, que el gobierno podría aplicar a fines del próximo mes, con una movilización menos numerosa y en espera de la planeada para el 7 de marzo, que busca “paralizar” el país.
Además, la nueva marcha se produjo un día antes de la fecha límite para que los legisladores de la cámara baja del Parlamento concluyan lo que ha sido uno de los debates más acalorados de los años recientes: la política insignia del segundo mandato del presidente Emmanuel Macron, que elevaría la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
El sindicato CGT reivindicó 1.3 millones de manifestantes en Francia y 300 mil en París (37 mil, según la policía). En otras protestas se cifró el número de participantes hasta en 2 millones. También hubo menos interrupciones que en las movilizaciones anteriores: el Metro de París y la mayoría de los servicios de trenes de la línea principal funcionaron normalmente.
El Ministerio de Educación también dio cuenta de menor seguimiento y en las zonas de Francia donde sí había clases –una parte está de vacaciones– la proporción de docentes que pararon cayó a la mitad, por debajo de 8 por ciento.
Ahora la mirada está puesta en la cámara baja. Los sindicatos enviaron una carta a los diputados –excepto a los ultraderechistas– para pedirles que rechacen el retraso de la edad de jubilación. Sin embargo, no es seguro que el texto pueda votarse antes de este viernes, cuando pasará al Senado.
El gobierno eligió un polémico procedimiento que le permite aplicar la reforma a fines de marzo si las dos cámaras del Parlamento no se pronuncian.