Washington. El gobernador del estado de Ohio, Mike DeWine, exhortó ayer a los residentes que viven cerca del lugar del descarrilamiento de un tren con gas tóxico a beber agua embotellada, mientras las autoridades indagan las posibles consecuencias ambientales del accidente registrado a principios de este mes.
El descarrilamiento del tren de carga en la ciudad de East Palestine –noreste de Estados Unidos– causó un incendio generalizado y la liberación de humos tóxicos, incluso de cloruro de vinilo, gas incoloro usado como arma química en la Primera Guerra Mundial y considerado cancerígeno por el Instituto Nacional del Cáncer estadunidense.
DeWine declaró a la cadena CNN que si bien la calidad del aire en East Palestine era “segura”, era mejor que los residentes aún no bebieran el agua por precaución.
“Ayer recibimos una prueba del agua en el pueblo y en el primer pozo que probamos el agua estaba bien”, indicó. Sin embargo, instó a la gente a “usar agua embotellada. No se arriesguen”.
El tren Norfolk Southern, de unos 150 vagones, se accidentó cuando transportaba carga desde Madison, Illinois, a Conway, Pensilvania, el 3 de febrero.
Este accidente resultó en el descarrilamiento de 38 vagones, luego de lo cual “se produjo un incendio que dañó otros 12”, indicó antier la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte en un comunicado.
De las secciones que descarrilaron, 11 transportaban materiales peligrosos, incluidos cloruro de vinilo, acrilato de butilo y otros productos químicos, indicó la NTSB.
Unos 2 mil residentes en el área debieron ser evacuados y quedar varios días fuera de casa por el peligro de escapes de gas.