El ya famoso –sólo por las reiteradas menciones– cuan voluminoso ejército de videntes financieros echan espuma por la boca y fuego por los ojos, porque de plano no cuajan sus tenebrosos “pronósticos” sobre el comportamiento de la economía mexicana, en particular, y global, en general. De hecho, los resultados que se observan son diametralmente opuestos a lo por ellos registrado en sus respectivas bolas de cristal, lo que devela falta de conocimiento en la materia o una mala leche de proporciones industriales, y todo apunta a que esto último es lo que les provoca resbalón tras resbalón.

Apenas días atrás en este espacio se apuntó que el Inegi informó oficialmente que en 2022 el producto interno bruto mexicano (PIB) registró un crecimiento de 3 por ciento respecto del año previo, es decir, lo contrario a lo insistentemente divulgado por los videntes catastrofistas. De hecho, los analistas del Fondo Monetario Internacional son los que “mayores” perspectivas de crecimiento imaginaron para México: 1.8 por ciento en dicho año, pero de ahí en caída libre hasta llegar a 0.3 por ciento, 10 veces menos que el dato real. ¡Menudos “adivinos”!

Pero las bolas de cristal del citado ejército no sólo fallaron en 2022 y ello no es casual. De hecho, es la norma, porque sucede año tras año, toda vez que los videntes pronostican desde una “recesión” de proporciones apocalípticas hasta un comportamiento extremadamente limitado. Y así lo hacen: sólo se suman a la propaganda para “inyectar” miedo en lugar de leer correctamente los indicadores económicos, que es a lo que supuestamente se dedican.

Pues bien, con la pena, pero de nuevo ladrarán, porque el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, anunció que en 2023 la economía mexicana repetirá la tasa de crecimiento del año previo, es decir, 3 por ciento, y será así –a menos de que se presente “una gran recesión” global–, porque nuestro país tiene “fundamentos macroeconómicos sólidos y anticipan que se puede sortear con éxito un incierto panorama que se vive a nivel mundial”. Pero si de llevar la contraria se trata, ahí están los adivinos del FMI que pronostican 1.7 por ciento de avance en el año en curso; también los que despachan en la Cepal: 1.1 por ciento, casi tres veces menos de lo anunciado por Ramírez de la O.

Y lo que adelanta el titular de Hacienda no es resultado de que sacó la calculadora y se puso a jugar a los numeritos. Por el contrario, es el mensaje gubernamental a las cabezas visibles del poder económico del país. Como lo anota la crónica de La Jornada (Dora Villanueva) “las expectativas y el futuro de la economía pueden ser tan favorables como nosotros queramos que sean, porque están dadas las condiciones para que las aprovechemos”, destacó Ramírez de la O, flanqueado por los principales representantes del sector privado en el país, entre ellos Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Antonio del Valle, líder del Consejo Mexicano de Negocios; Daniel Becker, de la Asociación de Bancos de México, y Héctor Tejada, de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo”.

Ante los representantes del poder económico, el titular de Hacienda subrayó: “las perspectivas para la economía mexicana se basan en que se han conjugado una mayor integración comercial con América del Norte y la relocalización de las cadenas de valor y producción, lo cual ha dado paso a un momento de oportunidad que difícilmente se repetirá y para el que es necesario revisar políticas públicas y privadas con el fin de aprovecharlo. Comparado con otras economías, México tiene mejores condiciones para el crecimiento de negocios. Se respira un clima mucho más positivo que en Europa, Japón o Estados Unidos. Enfrentamos problemas a nuestra escala, pero no fuera de nuestra escala”.

Las rebanadas del pastel

Mientras el cacique Ricardo Monreal dio tremenda tarascada (2 millones de pesos, es decir, peculado) al presupuesto del Senado de la República para la “compra” de libros de su autoría (2 mil pesos por ejemplar que nadie está interesado en leer), una de sus consentidas en San Lázaro, la diputada zacatecana Bennelly Jocabeth Hernández Ruedas, fue la encargada de presentar la innecesaria, pero muy ruidosa iniciativa para cuadruplicar multas a quien injurie al Presidente de la República. ¿Y dónde trabajó esta legisladora? Con el mismo patrón en las cámaras de Diputados y de Senadores, y de pilón en la delegación Cuauhtémoc. ¿Casualidades?

Twitter: @cafevega