La desinflación en Estados Unidos está en marcha, pero de forma más lenta a lo anticipado; en enero, bajó una décima respecto a la lectura de diciembre, hasta 6.4 por ciento interanual, informó la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés).
Si bien la inflación en ese país se desaceleró por séptimo mes consecutivo, a 6.4 por ciento en enero, desde 6.5 por ciento que registró en diciembre, esta variación estuvo por debajo de las previsiones del mercado de 6.2 por ciento. Aun así, la inflación de enero fue la más baja desde octubre de 2021.
El aumento de precios al consumidor interanual de la energía experimentó en el primer mes del año un alza de 8.7 por ciento, mientras los alimentos se encarecieron 10.1 por ciento interanual en el mismo periodo.
De esta forma, la inflación subyacente, que excluye elementos volátiles como los alimentos y la energía, se redujo por cuarto mes consecutivo, de Estados Unidos, se situó en enero en 5.6 por ciento, la más baja desde diciembre de 2021.
Como ya se anticipaba, se observó un regreso moderado en el precio de la gasolina, después de la fuerte baja del mes previo. En tanto, los precios de los servicios mantienen un sólido ritmo de avance, destacando una aceleración en los costos de transporte y los continuos incrementos en los precios de alquiler.
En términos mensuales, los precios de consumo subieron medio punto, en un momento en que se analiza si las subidas de las tasas de interés de la Reserva Federal tienen efecto en la bajada de los precios.
El consenso del mercado esperaba que la inflación de Estados Unidos se desacelerara nuevamente en enero, pero pronosticaba un aumento de 6.2 por ciento anual.
El reporte se vio impactado al alza por el incremento en los precios de la gasolina, alimentos, transporte y hospedaje. Mientras tanto, los autos usados continuaron con su tendencia a la baja al caer 1.9 por ciento.
Las cifras muestran que los precios de los bienes siguen apoyando la baja de la inflación anual, a pesar de que dejaron de contraerse a tasa mensual después de tres periodos consecutivos de deflación. Los servicios siguen avanzando a un paso sólido, con un repunte en hospedaje y los relacionados con energía.
“Mal dato en el margen al sólo reportar una caída pequeña en el dato anual. Respecto a política monetaria, la Reserva Federal (Fed) seguirá hasta 5.50 por ciento o más en el incremento de la tasa de fondeo. No recortes. Lo más difícil está por venir”, afirmó Marco Oviedo, analista económico independiente.
Para Katia Goya, directora de economía internacional de Banorte, hacia adelante estima que continuará esta tendencia, aunque con niveles todavía elevados en la primera mitad del año. “Nuestro estimado para la inflación promedio de 2023 se ubica en 3.6 por ciento”.
Aunado a lo anterior, mantiene su expectativa de dos alzas más por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, cada una de 0.25 puntos porcentuales, en las reuniones de marzo y mayo.