Estados Unidos se mostró “decepcionado” por el decreto del gobierno mexicano, publicado el lunes, por el que mantiene sus planes de prohibir el maíz transgénico para consumo humano, si bien dio marcha atrás a un plazo para vedar el grano modificado genéticamente para consumo animal y uso industrial.
“Estados Unidos cree y se adhiere a un sistema de comercio basado en ciencia y en normas y mantiene su compromiso de evitar perturbaciones en el comercio agrícola bilateral y daños económicos a los productores estadunidenses y mexicanos”, declaró en Washington el secretario de Agricultura estadunidense, Tom Vilsack.
“Estamos revisando cuidadosamente los detalles del nuevo decreto y tenemos la intención de trabajar con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) para asegurar que nuestro compromiso basado en la ciencia y las reglas se mantenga firme”, agregó Vilsack el martes.
También la Asociación Nacional de Productores de Maíz, un grupo que representa a las industrias del sector en Estados Unidos, expresó su preocupación por el decreto.
“La administración Biden ha sido más que paciente con México, y los funcionarios han tratado de hacer cumplir un sistema de comercio basado en reglas y defender a los agricultores estadunidenses”, declaró el presidente del grupo, Tom Haag.
Además, dijo, “está en juego la integridad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), firmado por el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador”.
“Señalar al maíz –nuestra principal exportación agrícola a México– y acelerar la prohibición de la importación de numerosos usos alimentarios convierte al T-MEC en letra muerta a menos que se aplique”, lamentó Haag.
México compra anualmente a Estados Unidos unas 17 millones de toneladas de maíz genéticamente modificado.
Estados Unidos había dado de plazo hasta el martes para que el gobierno mexicano explicara los fundamentos científicos de las prohibiciones propuestas.
“La respuesta de México ayudará a la agencia comercial a decidir los próximos pasos en su intento de resolver una larga disputa sobre las políticas agrícolas biotecnológicas de México”, dijo la semana pasada el negociador jefe de la USTR, Doug McKalip.
México mantiene la prohibición al uso de maíz transgénico para consumo humano, como harina, masa o tortilla.
Sin embargo, la Secretaría de Economía precisó el lunes que quedaba eliminada la fecha de enero de 2024 para poner fin a las importaciones de maíz transgénico para alimentar ganado, “quedando sujeta a que exista suficiencia en el abasto”.
También se seguirá adelante con el plan de prohibir las importaciones del herbicida glifosato, con un periodo de transición en vigor hasta el 31 de marzo de 2024.
Todo ello, en la búsqueda de la “protección del derecho a la salud y a un medio ambiente sano, del maíz nativo, de la milpa, de la riqueza biocultural, de las comunidades campesinas y del patrimonio gastronómico, así como garantizar la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad”, señala el decreto publicado el lunes por el gobierno mexicano en el Diario Oficial de la Federación.
En una reunión con funcionarios mexicanos en enero, delegados de la USTR dijeron que estaban considerando tomar medidas en virtud del T-MEC sobre la disputa.
Récord en el valor de las importaciones
En 2022, México importó maíz por un valor total de 5 mil 794 millones de dólares, el mayor monto desde que existen registros, es decir, 1993, revelan datos oficiales. Del total de compras al extranjero, 88 por ciento corresponde al intercambio con Estados Unidos.
De acuerdo con datos del Banco de México, el gasto en maíz durante el año pasado fue 12.5 por ciento superior en comparación con los 5 mil 146 millones de dólares que desembolsó en 2021, pero al compararlo con los 3 mil 89 millones de dólares registrados en 2020, el incremento es de 87.5 por ciento.
El mayor gasto en las adquisiciones de maíz se explica exclusivamente por el aumento del precio internacional de las materias, cuya causa, coinciden diversos organismo, obedece a la guerra entre Rusia y Ucrania, pues ambas naciones son importantes productores y exportadores de granos, lo que se ha visto mermado por el conflicto.
Prácticamente la totalidad del grano que importa México es amarillo (casi todo de EU), pues en lo que se refiere al maíz blanco, que es el utilizado para la elaboración de tortillas, el país es autosuficiente.
La producción en México no basta para satisfacer la demanda de maíz amarillo de ganaderos que buscan forraje para sus animales y de la industria. Ante esto, el país importa anualmente alrededor de 17.5 millones de toneladas de maíz amarillo, casi 90 por ciento, trasgénico de EU.
La Secretaría de Economía explicó que el nuevo decreto no afecta el comercio de maíz entre ambas naciones, pues éste sólo prohíbe el uso de maíz genéticamente modificado para la masa y la tortilla, lo que significa que se puede seguir comprando grano que esté destinado para forraje y para la industria.