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Mundo

2023-02-13 07:44

Van en Turquía contra constructores de los edificios colapsados

Antioquía. Los rescatistas siguen sacando personas con vida de entre los escombros, seis días después de que un par de terremotos devastó el sureste de Turquía y el norte de Siria, en momentos en que las autoridades turcas detuvieron o emitieron órdenes de arresto contra 131 presuntos implicados en la construcción de edificios que se derrumbaron y sepultaron a sus ocupantes.


La cifra de muertos por los sismos llegaba ayer a 33 mil 158. En Turquía van 29 mil 695, mientras en Siria suman 3 mil 574. El total de heridos es de 92 mil 600 y es seguro que la cifra de decesos seguirá creciendo.


El ministro turco de Justicia, Bekir Bozdag, indicó que más de un centenar de detenidos son investigados por su posible responsabilidad en la construcción de miles de edificios desplomados, reportó la agencia estatal de noticias Anadolu. Añadió que tres han sido arrestados para ser llevados a juicio, a otras siete se les prohibió salir del país.


Bozdag prometió castigar a todos los responsables y la fiscalía ha empezado a tomar muestras de materiales empleados en las construcciones para utilizarlas como pruebas. Aunque los terremotos de la semana pasada fueron fuertes, víctimas y expertos en Turquía culpan a la mala construcción y la corrupción de haber multiplicado la devastación.


Dos contratistas acusados de la destrucción de varios edificios en Adiyaman fueron detenidos en el aeropuerto de Estambul, indicaron la agencia privada de noticias DHA y otros medios. Los dos iban camino a Georgia, de acuerdo con los reportes.



Desolación en la ciudad de Atareb, en Siria. Foto Ap


Las autoridades detuvieron también a dos personas en la provincia de Gaziantep acusadas de haber acortado pilares para ganar espacio en un edificio que se derrumbó, señaló Anadolu.


Las detenciones podrían ayudar a dirigir el descontento público hacia los constructores y contratistas y desviarlo de autoridades locales y estatales que permitieron que obras aparentemente irregulares siguieran adelante. El gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ya se veía acosado por una crisis económica y la inflación, y enfrenta elecciones parlamentarias y presidenciales en mayo.


Los rescatistas, incluidos equipos de otros países, siguen buscando entre los escombros con la esperanza de encontrar más personas que pudieran desafiar las cada vez más escasas probabilidades de supervivencia. Se empleaban cámaras termales para buscar entre las pilas de concreto y metal, mientras los socorristas pedían silencio para oír las voces de la gente atrapada.


Dos hermanas fueron rescatadas en la ciudad de Adiyaman 153 horas después del primer terremoto, según la televisora HaberTurk, que también emitió en vivo el rescate de un niño de 6 años.


Los esfuerzos de un equipo de turcos e italianos también tuvieron su recompensa cuando sacaron a un hombre de 35 años de entre los escombros en la maltrecha ciudad de Antioquía. El hombre, Mustafá Sarigul, parecía ileso mientras le trasladaban en camilla a una ambulancia 149 horas después de los primeros sismos, según la televisora privada NTV.



Por la noche se rescató también a un niño en la localidad de Nizip, en Gaziantep, según la agencia estatal Anadolu, mientras una mujer de 32 años fue rescatada entre las ruinas de un edificio de ocho pisos en Antioquía. Se trata de una maestra llamada Meltem, quien pidió un té en cuanto fue liberada, según NTV.


No obstante, los encontrados con vida siguen siendo la excepción.


A las afueras de Antioquía se preparaba un gran cementerio improvisado. Topadoras y excavadoras abrían fosas en el campo mientras camiones y ambulancias cargados con bolsas negras con cadáveres llegaban sin cesar. Los cientos de tumbas, separadas por apenas un metro, se marcaban con tablones de madera sencillos clavados en vertical sobre el suelo.



La situación era menos clara al otro lado de la frontera, en Siria. La ayuda ha llegado a cuentagotas a ese país árabe, cuyo sistema de salud e infraestructuras han sido lastrados por más de una década de guerra.


Un nuevo convoy de la Organización de Naciones Unidas llegó al noroeste de Siria, pero el jefe humanitario Martin Griffiths insistió en que se necesita más apoyo para los millones de personas que perdieron sus casas.


El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se reunió con el presidente Bashar al Assad en Damasco y aseguró que el líder sirio se mostró dispuesto a abrir nuevos pasos fronterizos para ayudar a las zonas rebeldes del noroeste en esa nación en guerra desde hace más de una década.


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